Integración y Resistencia en la Era Global constituye el eje
curatorial de la Décima Bienal de La Habana, la cual se inaugurará
el venidero 27 de marzo.
Dos centenares de artistas de 44 países de todos los continentes,
así como creadores y críticos, confirmaron su participación en la
cita, la cual posibilitará el análisis de problemáticas actuales,
pero de raíces históricas, asociadas a lo que se conoce como
globalización.
Cuba concurrirá a esta Décima edición con una nómina compuesta
por 17 artistas de la plástica nacional.
La Bienal, como en cada edición, desarrollará un vasto programa
de exposiciones de Arte Cubano, en cuyo contexto concurrirán
espectáculos musicales, danzarios, teatrales, bailables y
cinematográficos, lo cual propiciará a los asistentes entrar en
contacto con la riqueza cultural del país.
Paralelamente, sesionará el evento teórico o coloquio, en el cual
se debatirán temas por los que transitará el encuentro.
Desde su fundación en 1984, las Bienales de La Habana han
promovido este espacio para la reflexión, con discurso propio y la
perspectiva de pensamiento orientado hacia los diversos núcleos
expositivos por medio de investigadores, críticos y ensayistas.
Según reza en la convocatoria "el Forum Teórico de la Décima
Bienal de La Habana pretende ofrecer un temario de análisis lo
suficientemente amplio como para abarcar los problemas fundamentales
que bajo las tensiones de lo local-regional-global afectan al mundo
de hoy".
"Desde 1984 -precisa la invitación-hemos dirigido nuestra
atención hacia los artistas del Sur, cuyas obras representan
preocupaciones y conflictos comunes de nuestras regiones, muchas
veces de alcance universal".
En esa dirección resultan de particular interés las temáticas que
versan sobre las tensiones existentes entre tradición y
contemporaneidad, el desafío a los procesos históricos de
colonización o las relaciones entre arte y sociedad, entre múltiples
vertientes.
El contexto de la Bienal es el del mundo que habitamos: cada vez
más globalizado y unipolar; con variados rostros, complejidades y
conflictos, sobre todo, marcado por discursos dirigidos, en lo
esencial, a jerarquizar la hegemonía económica, la dependencia y el
control de la información.
"Si vivimos en una era en la que algunos de los rasgos
diferenciadores de nuestras regiones y países sufren modificaciones
o, incluso, tienden a diluirse en ese proceso complejo de
integración, nuestros aportes deben ser más visibles, en tanto
agentes transformadores, protagonistas y creadores que somos".
En América Latina y el Caribe, acontecen transformaciones que
apuntan hacia el fin del hegemonismo y claman por hacer prevalecer
los valores autóctonos de los pueblos de esta parte del mundo.