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El presidente boliviano, Evo Morales, ratificó hoy su denuncia sobre
la infiltración de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en la
principal empresa estatal, luego que Estados Unidos negara la
acusación.
Si algún funcionario de la embajada norteamericana rechaza tal
injerencia, que me diga públicamente quién es Francisco Martínez,
emplazó el mandatario durante el acto para conmemorar el 73
aniversario de la Policía Nacional.
De acuerdo con el líder del Movimiento al Socialismo, dicha
persona de origen mexicano entra y sale de manera sospechosa de este
país, donde mantiene contactos con sectores de la oposición.
Morales insistió en la presunta penetración de la CIA en
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), actividad
encaminada -precisó- a bloquear el proceso de nacionalización de los
hidrocarburos, iniciado en mayo de 2006.
Según el mandatario, la entidad con sede en Langley, Virginia,
preparó durante años al ex gerente de Comercialización de YPFB
Rodrigo Carrasco para desatar una red de corrupción en la petrolera.
Estoy seguro que ni los generales han tenido 21 cursos de
capacitación financiados por Estados Unidos, como los tuvo Carrasco,
comentó.
Para el gobernante, semejantes privilegios son una prueba
irrefutable de su vinculación con la CIA.
Desde finales de enero la empresa estatal es sacudida por un
escándalo de corrupción, el cual Morales atribuye a la infiltración
externa.
La víspera, la encargada de Asuntos Públicos de la embajada de
Washington en La Paz, Dennis Urs, calificó de infundada la denuncia.