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El comandante de la Policía ecuatoriana, general Jaime Hurtado,
afirmó hoy que miembros de la Unidad de Servicios Especiales (UIES)
eran sometidos a prueba de polígrafo en la embajada de Estados
Unidos.
Se trató de una práctica realizada con anteriores
administraciones, incluida en la denominada cooperación
estadounidense con instituciones del cuerpo armado, que fue
eliminada en este gobierno, resaltó Hurtado en declaraciones a un
canal de la televisión nacional.
Puntualizó que la decisión de cambiar al mayor Manuel Silva como
jefe de la UIES sin el consentimiento y aval de la sede diplomática
norteamericana motivó el fin de la ayuda de Washington a esa unidad,
dedicada al combate al tráfico de drogas y el crimen organizado.
El comandante explicó que en enero último se reunió con el
diplomático de Estados Unidos Max Sullivan, expulsado la semana
pasada y jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), quien
condicionó la continuación de la ayuda a la UIES a seguir con la
práctica de designar y calificar a los miembros de ese grupo.
Me dijo que si no reconsideraba el cambio de Silva se suspendería
el convenio, con lo cual le señalé que no existía acuerdo escrito
alguno, subrayó.
Hurtado recalcó que no hay documento alguno que defina los
términos de cooperación con Estados Unidos y el presunto pacto
verbal establecía que se debían mantener a los oficiales que pasaran
la prueba de polígrafo de la embajada norteamericana en esta
capital.
Desmintió en tal sentido que la Unidad de Investigaciones
Especiales, que cuenta con 120 agentes, esté desmantelada, aunque
reconoció el cambio de algunos de sus integrantes.
El jefe militar aseguró asimismo que con el relevo del mayor
Silva, los estadounidenses se llevaron todo los equipos que
entregaron con anterioridad a la UIES, incluido las computadoras con
los discos duros, que contenían información clasificada.
Al momento de realizar la entrega formal del cargo nos percatamos
que no estaban esos medios, lo cual se hizo sin previo
consentimiento de la Policía nacional, enfatizó al responsabilizar a
es jefe de la UIES de este sustracción.
El comandante admitió que no cuenta con un inventario de los
equipos entregados y sacados por la sede norteamericana.
Finalmente, negó que el mayor Silva, de quien se desconoce su
paradero, sea perseguido o amenazado y lo instó a presentarse ante
sus superiores para ser sometido a un proceso disciplinario interno.