Provincia de Quang
Binh, 17 de Febrero de 2009
Al Embajador de
Cuba en Vietnam.
Mi nombre es Luong
Ngoc De, tengo 83 años de edad y soy funcionario jubilado y abuelo
de los tres niños trillizos nacidos en el año 1982, en el Hospital
Amistad Vietnam-Cuba de la Ciudad de Dong Hoi, provincia de Quang
Binh.
Han pasado 27 años,
pero siempre guardo en mi memoria ese recuerdo y estoy muy
agradecido al Gobierno cubano por tener médicos tan nobles y buenos,
quienes vinieron a Vietnam para salvar vidas y ayudar al pueblo
vietnamita, tales como la doctora María Lena y la enfermera Doris.
Mis nietos ya
tienen 27 años.
Recientemente
encontré un artículo de prensa titulado El agradecimiento de las
Madres, escrito por mi hija Luong Thi Quy Dinh, el cual se publicó
en el Periódico Dan (Pueblo), de la antigua provincia Binh Tri Thien.
En ocasión del Día
del Doctor vietnamita, 27 de Febrero, he querido enviar a la
Embajada de Cuba una copia, con todo mi corazón y mi agradecimiento
sincero y profundo al Gobierno cubano, a la doctora María Lena y a
la enfermera Doris.
Mis nietos se
llaman Tran Qui Duong, Tran Thanh Mai y Tran Minh Khoi y viven en la
aldea Le Ky, comunidad Vinh Ninh, Distrito Quang Ninh, de la
provincia de Quang Binh. Todos están graduados de preuniversitario.
Tran Qui Duong (nacido con 2.5 kg de peso) está casado y tiene
hijos.
Su mamá Luong Thi
Quy Dinh era profesora y ya falleció.
Con mucho respeto,
espero que la Embajada acepte este hermoso recuerdo.
Atentamente.
Luong Ngoc De
Comunidad Van Hoa,
Tuyen Hoa, Quang Binh
Tel: 052 3535 029
Miércoles,
19/5/1982 PUEBLO
La Mujer.
EL
AGRADECIMIENTO DE LAS MADRES
Recuerdo la
preocupación de todos por lo que pudiera pasarme aquel 2 de Febrero
de 1982, cuando ingresé en el Hospital de Amistad Vietnam-Cuba, de
Dong Hoi.
A diferencia de los
dos partos anteriores, esta vez sentí mi cuerpo muy pesado, mis
piernas y mi cuerpo estaban inflamados, me resultaba muy difícil
caminar y sentarme. Después de varios reconocimientos, los obstetras
afirmaron que tendría trillizos. Para evitar el parto prematuro, la
doctora cubana María Lena me recomendó hacer reposo por un tiempo.
Durante un mes y cinco días, el Jefe de la Sala y la Doctora María
Lena me cuidaron y me indicaron cómo tomar los medicamentos, cómo
hacer dieta e incluso cómo caminar. La Dra. María Lena me indicó.
“Cuando sientas contracciones, me llamas aun cuando sea de noche o
fin de semana”.
Y fue justamente un
domingo cuando sentí las contracciones. Después de recibir la
noticia, el Jefe de Sala y la Doctora María Lena vinieron a la Sala
de Obstetricia y junto con los médicos vietnamitas me llevaron a la
Sala de Parto. A través de una última placa radiográfica se
determinó bien la posición de cada bebé en el vientre, y a partir de
ese momento los médicos se dispusieron activamente a hacer
este parto de trillizos.
Primero rompieron
la bolsa y salió el líquido amniótico. Con gran profesionalidad, la
doctora María Lena realizó las maniobras pertinentes para incitar e
iniciar el parto. El primero, el segundo y el tercer bebé, uno tras
otro, salieron a sus suaves manos.
En media hora, los
dos pasos más importantes del proceso del parto fueron terminados
rápido y con éxito. La doctora María Lena entregó las tareas
pendientes a los médicos vietnamitas y fue corriendo a la sala de
recién nacidos para junto a los pediatras atender al bebé más débil
que solo pesaba 1.8 kg.
¡Cuánta emoción!
Durante las dos primeras semanas el bebé más pequeño estuvo
enfermo. Todo el colectivo de médicos del Hospital se concentró en
curar al bebé con los métodos más modernos. Miré a los tres bebés en
la incubadora, con aire acondicionado controlado y alimentación
permanente. Mis bebés se recuperaron muy rápido y me sentí muy
feliz. Un mes después del parto, los cuatros aumentamos de peso y
estábamos saludables. Cada bebé aumentó de 0.2 a 0.7 kg.
Justamente a las
13:00 horas del 19 de Abril de 1982 nos dieron el alta médica. Nos
despedimos de la doctora María Lena y del colectivo de médicos del
Hospital Vietnam-Cuba, quienes fueron nuestros benefactores. El
ascensor nos bajó lentamente al primer piso. El sol radiante del
mediodía hacía que las mejillas de esta madre y sus tres bebés se
vieran más rojizas y resplandecientes. La puerta del hospital se fue
cerrando lentamente detrás de nosotros, pero dentro la bata blanca
de María Lena se agitaba al unísono con su cariñosa despedida:
— ¡Adiós Dinh!
— ¡Adiós Dinh!
Con mis bebés en
los brazos, mi corazón solo podía sentir gratitud y emoción.
Luang Thi Quy Dinh
Profesora de
Secundaria, Escuela Secundaria Vinh Ninh, Le Ninh, Quang Binh.