Que la nación movería cielo y tierra para llegar de manera
gradual hasta el último damnificado, eso nadie lo dudó. Lo que tal
vez algunos se preguntaron fue si, en medio de aquella tragedia, Las
Tunas renunciaría a concluir las 2 882 viviendas fijadas para el
año.
La determinación fue clara desde el principio: ¡No!
Al terminar diciembre, los controles daban cuenta de 2 996
hogares construidos (114 por encima de lo planificado), en medio del
empeño paralelo para reponer miles de techos, levantar paredes,
crear facilidades temporales para los casos más críticos¼
Otra frase, igualmente histórica, pero expresada por el General
de Ejército Raúl Castro Ruz, acentuaba por minuto su permanente
vigencia: ¡Sí se puede!
El diálogo con Rubén Peña Roselló, director provincial de la
Vivienda, despeja cualquier vestigio de triunfalismo, aun cuando Las
Tunas tiene la particularidad de que todos sus municipios
cumplieron, y el programa prevé cifras más altas en el actual año (3
829).
"Pudimos y podemos hacer más en este sensible tema, admite Rubén.
Todavía faltan organización y empuje en la documentación inicial,
preparación más rápida de las áreas para construir asentamientos,
agilidad en los proyectos, uso más oportuno y eficiente del
transporte para los materiales, apoyo de los organismos y centros
laborales a sus respectivos trabajadores¼
".
Guillermo Enríquez, profesor de un instituto preuniversitario,
conoce esa realidad.
"He recibido los materiales —afirma— y no me puedo quejar. Mi
problema es la mano de obra: casi todo el tiempo he estado solo y
esta labor no es fácil, sobre todo para quienes hemos tenido que
aprender sobre la marcha¼ Yo jamás había
puesto ni un ladrillo."
Con más apoyo, también Abelardo Lago, del INDER, hubiera
terminado antes su vivienda. "Me concedieron un año de licencia
—dice—, pero uno solo no avanza igual. Los albañiles cobran muy
caro. No siempre tenemos el dinero que piden¼
No obstante, ya estoy aquí, viviendo en mi nueva casa, junto a mi
madre y a mi esposa".
Elizet Izquierdo, subdirectora en la Unidad Provincial de
Inversiones de la Vivienda, reconoce que urge fortalecer
internamente ese sistema.
La inestabilidad en los cuadros de las unidades municipales ha
entorpecido el trabajo durante años. En el 2008, por ejemplo,
excepto un municipio (Majibacoa), todos los demás registraron
movimientos. Así es muy difícil lograr la sistematicidad, rigor,
eficiencia, organización y calidad que demanda el programa. No por
casualidad, la población se queja de morosidad en determinados
trámites, extravío de documentos y otras irregularidades, aun cuando
esos casos están disminuyendo, según considera Rubén Peña.
Terminar ahora 3 829 viviendas (3 200 de ellas para devolverles
tranquilidad y bienestar a igual número de familias que sufrieron
derrumbe total bajo la furia de Ike y Paloma) se dice fácil, pero
requiere extrema organización, control, exigencia e integración de
voluntades, desde el barrio y la circunscripción, hasta las
instancias de provincia y nación.
De lo contrario podrían malograrse también la rehabilitación y
conservación de inmuebles, vertientes en las que la provincia
superó, igualmente, su programa de trabajo según valoraciones de
Bárbara Ramírez, subdirectora provincial, a la vez que se vislumbran
mejores perspectivas para este 2009, incluidos los edificios
multifamiliares, con un deterioro acumulado durante décadas de
serias limitaciones materiales y de falta de un adecuado
mantenimiento.
El propósito es colosal. En igual medida se debe obrar.
Demostrado está que se puede¼
A quienes llevan meses y años tratando de terminar su vivienda,
también debe llegarles el esperado día en que puedan habitarla, como
la estomatóloga tunera Nelvis Leyva Fontaine (mediados del 2008), o
expresar lo mismo que su hermana Noris: gracias al Estado cubano,
desde el 2001 tengo mi casita allá en Delicias. No será una
excelencia, pero está bien hecha. El ciclón batió duro toda la zona,
pero ella resistió. Ni el techo pudo arrancarle, aunque es de zinc.