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Sin apagarse los ecos del referendo realizado el 15 de febrero, las
fuerzas políticas venezolanas sacan ya hoy sus cuentas para los
próximos combates políticos: las elecciones parlamentarias de 2010 y
presidenciales de 2012.
En 2012 el presidente Hugo Chávez podrá postularse nuevamente
gracias a la enmienda constitucional aprobada en el referendo y en
2010 se renovará el parlamento, cuando se espera que la oposición no
repita la decisión de retirar sus candidatos.
Los preparativos pasan por el inevitable análisis de la votación
del 15 de febrero para establecer la reelección continua en el país,
ganado por los seguidores del presidente Chávez con casi 55 por
ciento de votos, un millón por encima de la oposición.
Para el ex vicepresidente del país José Vicente Rangel la
votación reflejó el apoyo popular al proceso de cambios encabezado
por Chávez, que creció en 5,86 por ciento en relación con el
anterior referendo del 2 de diciembre de 2007.
La proporción representa el paso de cuatro millones 404 mil 626
votos a seis millones 319 mil 636 votos, para el incremento de un
millón 919 mil 10, proporción mucho mayor que el crecimiento de unos
500 mil votos para los opositores.
Pese a ello, algunos líderes opositores como Yon Goicochea, dan
otra lectura a la votación y estiman que de seguir creciendo a este
ritmo ganaremos en 2010 y en 2012.
Según su criterio, la opinión pública se divide hoy en Venezuela
entre lo rural y lo urbano, con ganancia para la oposición en las
grandes ciudades y para Chávez en ciudades pequeñas y el campo.
Este tipo de análisis llevó al veterano político opositor Henry
Ramos, presidente de Acción Democrática, a pedir a sus aliados no
jugar al tonto y dejar de decir que se perdió el referendo por
supuestos abusos del gobierno.
El 54.85 por ciento de votos por la enmienda refleja que el apoyo
popular al gobernante creció 5,56 por ciento, en tanto que el 45.15
por ciento de los votos opositores indican un retroceso de 5.55 por
ciento en relación con el referendo de 2007, según Ramos.
Minutos después de conocerse el resultado, Chávez dio a conocer
los próximos pasos, dirigidos a eliminar problemas que subsisten y
en alguna medida empañan una trayectoria brillante de su política de
justicia social.
Para el mandatario, se trata de aplicar su política de las tres R
(revisión, rectificación y reimpulso) que implica luchar contra la
inseguridad, la corrupción, el despilfarro y la burocracia.
"Quiero que nos consagremos íntegramente en la lucha contra todos
estos problemas tan dañinos para la salud del pueblo, el gobierno y
la república", instruyó Chávez a su gobierno.
Sin un líder de la talla del presidente venezolano -quien ya
adelantó su candidatura para 2012- la oposición constató con esta
derrota que no podrá vencer al mandatario sólo con una campaña
sustentada en culparlo de los males del país.
La votación, sin embargo, dejó claro que las autoridades deben
trabajar fuertemente en algunas regiones, donde la gestión oficial
ha tenido fallas que se deben enfrentar con la acción de las tres R.
Además del fuerte respaldo popular, Chávez y su Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV) cuentan con una línea de acción
y un programa, de lo que carecen los partidos opositores, por demás
sumidos en disputas internas.
Para las parlamentarias de 2010 el PSUV tiene a su favor la
experiencia de las pasadas elecciones regionales, cuando sus
candidatos fueron seleccionados desde la base, proceso que, en
términos generales, garantizó la elección de los mejores aspirantes.
En el campo opositor se vislumbra un panorama más complicado,
dado por las apetencias personales de los líderes políticos.
Para las presidenciales, ante la ausencia de una figura de peso
en la oposición, la perspectiva parece mucho más clara también para
Chávez, sobre todo si logra resultados importantes en su política
contra la inseguridad, corrupción, despilfarro y burocracia.