Cuba cuenta ya con más de cien áreas especiales de lectura para
ciegos, ubicadas en los principales grupos poblacionales del país.
Este año se cumplen tres décadas de la primera de estas, creada
en la biblioteca provincial de Cienfuegos por idea del licenciado
José Díaz Roque, quien habilitó una sala con libros en el sistema
Braille y trabajó en la transcripción de nuevos textos a fin de
incrementar el fondo bibliográfico.
Esas instalaciones, pertenecientes al Ministerio de Cultura, son
atendidas por bibliotecarios invidentes y cuentan hoy con libros y
revistas producidos en la imprenta de la Asociación Nacional del
Ciego, así como también con obras grabadas en casetes y discos.
Disponen de áreas especiales en la totalidad de sus municipios
las provincias de Villa Clara, Camagüey, Las Tunas, y Santiago de
Cuba.
La que funciona en la Biblioteca Nacional José Martí, en la
capital, está dotada con modernos equipos, entre estos computadoras
parlantes, lectores de textos en tinta, y tele-lupas que gradúan las
letras a las necesidades del usuario débil visual.