¿Plaza histórica o terreno de pelota?

Julio Batista Rodríguez

La indolencia de unos y la falta de trabajo de otros han contribuido a que la plaza y el monumento a Máximo Gómez en La Habana Vieja se transformen a cada rato en un terreno deportivo. Para empezar, es preciso conocer las causas del hecho; ¿dónde está el responsable de vigilancia? ¿No existe un personal designado para mantener el orden allí?

Foto: Juvenal Balán

Foto: Juvenal Balán

La culpa se reparte entre quienes cometen las indisciplinas y los que las permiten; pues cuando funciona adecuadamente el turno de guardia, no ocurren tales irregularidades.

Desgraciadamente sucesos como este resultan comunes ante los ojos de todos. Los sitios dedicados a perpetuar la memoria de nuestros mártires no pueden convertirse en áreas deportivas, ni las escaleras de sus monumentos en gradas para los espectadores, cuando se atenta contra el cuidado del lugar y sus alrededores.

Queda en manos de las autoridades pertinentes buscar sitios adecuados con el fin de que niños y adolescentes del área puedan practicar deportes; pero inculcar en nuestros jóvenes el respeto que merecen estos lugares, es tarea de todos, desde la familia hasta la sociedad.

 

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