El techo de la cosecha
La campaña tabacalera entra en la etapa de
máxima intensidad
Ronald Suárez Rivas
Como si le remordiera la conciencia después de provocar tanta
destrucción, la Naturaleza parece decidida a compensar a Pinar del
Río con la mejor cosecha tabacalera de los últimos años.
Aún
a medio techar, cientos de casas de curación ya son utilizadas.
Desde Sandino hasta Los Palacios, a lo largo de las casi 1 400
caballerías dedicadas al cultivo, la buena salud de las plantaciones
constituye un rasgo común. Por ello, aunque todavía no se habla de
cifras, se afirma que tanto en volumen como en calidad, esta podría
ser la campaña más provechosa de la última década.
Así lo corroboran los productores. Armando Meneses, por ejemplo,
quien en el 2008 obtuvo un rendimiento de 600 quintales por
caballería (más del doble de la media en Vueltabajo), asegura que
este año la producción será superior.
Unas
3 500 piezas de madera viajan cada día por ferrocarril hasta las
zonas tabacaleras.
"Estamos ante una gran cosecha, como no recuerdo otra igual desde
que era niño", coincide Rogelio Ortúzar, un experimentado veguero
con más de cuatro décadas en el oficio.
Pero, a pesar de que un clima óptimo favorece la fase agrícola,
las secuelas de numerosos obstáculos en el inicio, siguen haciendo
de esta una campaña compleja.
Más
de 3 400 carpinteros tienen el reto de terminar en febrero las casas
de curación que demanda la cosecha.
"Primero fueron los huracanes, que dejaron estragos en 7 591
casas de curación (secado) —recuerda Enrique Cruz, director
provincial de Tabaco—. Luego, las lluvias registradas durante casi
todo el mes de octubre retrasaron la preparación de tierras, dañaron
semilleros y obligaron a precipitar la siembra sin el escalonamiento
adecuado".
De modo que enfrentar al mismo tiempo los rigores de la cosecha y
la reconstrucción de la infraestructura que la sustenta, sigue
siendo una batalla contra el calendario.
Del bosque al surco
La tarea sería gigantesca, incluso si hubieran tenido a mano la
maquinaria adecuada; pero los trabajadores del sector forestal,
sobre quienes recae la responsabilidad de garantizar la madera que
demanda la recuperación, disponen de un único recurso seguro: el
hombre.
"Hemos afrontado dificultades con los viales, las motosierras,
los equipos de extracción, por lo que se ha tenido que apelar a la
tracción animal y manual", afirma Ángel Ramos, director de la
empresa Macurije, en Guane, encargada de aportar el grueso de las
800 000 piezas de madera y los 52 500 horcones que se precisan.
Hace siete años, cuando los huracanes Isidore y Lili azotaron a
Pinar del Río, Macurije desempeñó un papel similar, pero en esta
oportunidad la tarea es más complicada.
"Los bosques para talar ahora están más intrincados, a veces en
lo alto de las montañas, y eso dificulta tanto el corte como el
traslado de la madera hasta el tren", explica Ramos.
A pesar de ello, unas 3 500 piezas son embarcadas diariamente por
ferrocarril hasta las zonas tabacaleras, principalmente de
Consolación del Sur, la más dañada de todas.
El esfuerzo ha permitido mantener el pronóstico inicial de
concluir en febrero la reanimación de la infraestructura
comprometida para la campaña.
Sin embargo, después de esa fecha la actividad forestal seguirá
en los primeros planos. "Tras concluir el tiro de madera habrá que
concentrarse en el corte de cujes para el ensarte. Ese también
constituye un tema delicado, porque como consecuencia de los
ciclones, el nivel de reposición es muy alto", explica Enrique.
La campaña en hora pico
Ni las 4 012 casas de curación terminadas hasta el momento, ni
los locales que se han habilitado precipitadamente, son suficientes.
La avalancha de hojas que arroja ya la cosecha ha inundado las
capacidades disponibles en la provincia, y obligado a apelar a todo
tipo de iniciativas que ayuden a aliviar la situación.
Algunas cooperativas han optado por alterar la secuencia de
reconstrucción e ir techando solo una parte de las casas, a fin de
crearle a cada productor un mínimo de espacio.
También se han acondicionado escogidas, almacenes, e incluso se
instalan tendales, especie de tendederas al aire libre, para ubicar
las hojas acopiadas mientras se crean capacidades de curación.
Los altos rendimientos hacen que hasta en lugares como la
Cooperativa de Créditos y Servicios 26 de Julio, de Consolación del
Sur, donde hoy existen más aposentos que antes de los huracanes, no
se descarte la posibilidad de tener que recurrir a tales
alternativas.
La entrada de la recolección en su etapa de máxima intensidad
—que se prolongará hasta mediados de marzo— encuentra a alrededor de
60 000 personas en función de la campaña. No obstante, el pico que
podría generarse en las próximas semanas, cuando entren en cosecha
muchos de los campos donde la siembra no se pudo escalonar,
seguramente elevará esa cifra.
El clima que ha prevalecido en los tres últimos meses, influyó en
el giro favorable luego de una arrancada incierta, aunque no es el
único factor.
"También tiene que ver la estrategia para este año, con
variedades más resistentes, para minimizar los daños que en
ocasiones anteriores causaron algunas enfermedades", agrega Enrique.
Pero, el estado del tiempo o los manejos fitosanitarios habrían
tenido escaso valor sin los miles de hombres y mujeres que han
puesto todo su empeño para levantar con sus manos lo que la
naturaleza les arrancó de golpe. |