Por supuesto, el béisbol es siempre un tema controversial y mucho
más cuando se trata de la participación de una selección cubana en
un torneo al más alto nivel, en el cual intervienen decenas de
jugadores de Grandes Ligas, muchos de ellos con categoría de
estrellas en sus respectivos equipos.
De lo que más se habla en todo el país es de cuáles serán los 28
jugadores que finalmente integren el conjunto, quién será el
director del equipo y, además, el nombre de los 13 lanzadores
encargados de frenar la ofensiva de los capacitados rivales que
tendremos enfrente.
No es el pitcheo la nota sobresaliente en la presente Serie
Nacional. El promedio general anda por los 4,89, es decir, cercano a
las cinco carreras limpias y si se divide en abridores y relevistas
observamos que mientras los primeros promedian 4,63, con 284 de
average rival y 516 ponches más que bases por bolas, las
estadísticas de los apagafuegos son inferiores: 5,26, casi 300 de
average de sus adversarios, 299, y solo 167 estrucados más que
transferencias.
Antes de analizar esto, vamos a otra estadística: en este momento
trabajan en la XLVIII Serie Nacional 22 lanzadores novatos, 26 con
un año de experiencia y 17 con dos, es decir, 65 de nuestros
pitchers no llegan a los tres años de labor. Y muchos de ellos son
utilizados como relevos, de ahí la notable diferencia mencionada en
el párrafo anterior.
Pero esto no quiere decir que en Cuba no haya lanzadores de
calidad. Entre los 18 preseleccionados para el Clásico hay hombres
con sobrada experiencia internacional, desde Pedro Luis Lazo hasta
Luis Miguel Rodríguez y Jonder Martínez, tres derechos de clase;
zurdos con mucho en la bola como el holguinero Aroldis Chapman y el
cienfueguero Norberto González, y relevistas a la manera del
olímpico Miguel Lahera, el avileño Vladimir García y el villaclareño
Yolexis Ulacia. Sin olvidar a figuras que están a punto de la
consagración, hablamos del habanero Yadier Pedroso, su
comprovinciano Yulieski González y los santiagueros Reinier Roibal y
Yaumier Sánchez, ambos con extra en la bola.
La Serie Nacional en ocasiones no sirve como botón de muestra del
nivel que poseemos. Son muchos equipos y la calidad está
distribuida. En ocasiones se concentra en determinados territorios,
La Habana, por citar un ejemplo, con cinco abridores y dos
relevistas de nivel. En otros, Matanzas, por mencionar uno, hace
tiempo que no surgen dos o tres serpentineros de clase, por mucho
que han trabajado.
Los últimos dos eventos internacionales no se perdieron por el
pitcheo. En la Copa Mundial de Taipei de China’ 07 solo marcamos
tres carreras en el choque final ante Estados Unidos. Y la historia
de los Juegos Olímpicos de Beijing está fresca: dos solitarios
jonrones fue lo único que se le pudo hacer al abridor sudcoreano. En
total, cinco anotaciones en los 18 innings de los últimos dos
desafíos decisivos jugados por Cuba. Faltó ofensiva, no pitcheo.
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