Una tarja develada en la primera sede de la Secretaría de Salud y
Beneficencia –nombre bajo el cual se creó- y otra en el primer
emplazamiento del Ministerio de Salud del período revolucionario
fueron las actividades inaugurales de la jornada, seguidas de una
ofrenda floral dedicada a Carlos J. Finlay, quien contribuyó a
elevar este sector al rango ministerial.
El coloquio "La salud pública en Cuba, cien años" sirvió para
sintetizar la acciones emprendidas por los trabajadores del sector
durante este tiempo, destacándose los logros acumulados durante el
período revolucionario.
Joaquín García Salabarría, viceministro a cargo de la Asistencia
Médica y Social, expuso algunos de los resultados del sistema de
salud cubano que permiten festejar con dignidad tan significativo
aniversario, más si toma en cuenta que han sido obtenidos durante
las cinco décadas de Revolución.
Salabarría resumió las razones por las cuales Cuba ocupa un lugar
distinguido en la Medicina: el estado de salud alcanzado por nuestra
población, la existencia de un sistema nacional con cobertura
universal y accesible para todos y el capital humano creado en
función de este.
También la formación masiva de especialistas, tanto para nuestro
país como para el orbe; la aplicación y desarrollo de las
tecnologías más avanzadas de diagnóstico y tratamiento; el avance de
industrias nacionales, como la farmacéutica, vinculadas al campo de
la medicina, y la capacidad de prestar servicios de salud a otras
naciones.
Para cerrar el plan de festejos, veintiún trabajadores
consagrados al sector recibieron la Moneda conmemorativa por los
cien años del Ministerio y los cincuenta de la salud pública
revolucionaria de manos de José Ramón Balaguer Cabrera, miembro del
Buró Político y ministro de Salud Pública.