Cuando
la tasa de matrícula a la educación superior en América Latina no
supera el 30% y muchas universidades del continente se alían al
mercado para convertirse en su "brazo intelectual" y cumplir así sus
designios, decenas de maestros buscan respuestas en La Habana a los
problemas que hoy aquejan a tales estudios para cambiar los patrones
que durante años los han regido.
Pedagogía 2009 brindó oportunidad ayer para debatir el papel de
las universidades como agentes transformadores de la sociedad. Juan
Vela Valdés, ministro cubano del sector, dijo que no es posible
esperar transformaciones radicales en la enseñanza sin que se
produzcan también cambios socioeconómicos. Debemos analizar cómo
convertir el acceso a la universidad en un derecho y luego asegurar
niveles mayores de permanencia y egreso, subrayó.
Vela alertó que la situación de la región es compleja y exige un
tratamiento propio, alejado de patrones supuestamente mundiales. Los
diversos sistemas nacionales de educación en nuestra área dificultan
la ampliación de la cobertura, consideró, a lo cual se suma la
necesidad de llegar a los pueblos originarios, la región amazónica y
las comunidades históricamente marginadas. Rei-teró la urgencia de
lograr una educación superior generadora de oportunidades y que
responda a las demandas de la sociedad.
El Ministro condenó el robo de cerebros, dañina práctica del
primer mundo que deviene drenaje de nuestros esfuerzos. Sobre la
constancia de la Isla por desarrollar los estudios superiores apuntó
que el país se ha convertido en una gigantesca universidad y la
matrícula actual sobrepasa los 710 000 alumnos, más del 80% estudia
en los municipios. Para el próximo curso el número de graduados,
desde el triunfo revolucionario a la fecha, ascenderá a 1 000 000.
Luego de la intervención de Juan Vela Valdés, los delegados
agradecieron a Cuba y su gobierno el apoyo brindado durante décadas,
materializado en el aporte de maestros, experiencias y el
otorgamiento de becas. Indagaron sobre la universalización de la
enseñanza y la dicotomía entre masificación y calidad, tema sobre el
que Vela consideró que ambos conceptos no estaban reñidos y eran
criterios esgrimidos por sectores excluyentes, pues la riqueza de un
país está precisamente en la total educación de sus ciudadanos.