Campaña tomatera en Granma

¿Las mismas palmas y tropiezos?

Sara Sariol Sosa

YARA. — El lunes último Wilfredo Chávez Castañeda, presidente de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) José Arteaga, de este municipio granmense, reiteró a los dirigentes de la empresa de Cultivos Varios Paquito Rosales, su preocupación por cierta inestabilidad en el suministro de cajas para la recogida de tomate.

Los cosechadores han reportado también algunos retrasos en el traslado del producto del campo a la fábrica.

Aunque según la empresa municipal de Acopio existen los envases mínimos necesarios para enfrentar la campaña —en marcha desde hace apenas dos semanas—, al mediodía del martes no habían llegado al campo las 30 cajas paleta solicitadas para esa jornada.

Otras UBPC y campesinos asociados enfrentados a igual realidad, han decidido lanzar a tiempo una llamada de alerta, porque nada justificará que la recogida de la hortaliza este año tenga los mismos obstáculos de la campaña del 2008.

BIEN POR LAS PALMAS

Un trabajo publicado en Granma, con el título Tantos tropiezos como palmas, respondió a quejas formuladas por lectores el pasado año en cuanto a la pérdida de tomate en la provincia de Granma, por problemas de envases.

El reportaje reconoció a todos los involucrados en el asunto, pues fue aquella una campaña complicada desde sus inicios por razones climatológicas, primero por las lluvias asociadas a la tormenta tropical Noel (entre octubre y noviembre del 2007), las cuales malograron todos los semilleros y obligaron a precipitadas siembras sin el escalonamiento adecuado.

Luego volvió a llover y se produjo una maduración acelerada del fruto, que no pudo enfrentarse eficientemente con los envases y las fuerzas disponibles. Se perdieron algunas cantidades del producto, pero aún así la provincia protagonizó la mejor campaña tomatera del último decenio.

Luis Áreas Verdecia y Gonzalo Gandarilla, jefe de producción y responsable del programa tomatero en la Paquito Rosales, informaron que solo su organización (la mayor productora de la hortaliza en la provincia) completó la siembra de 47.50 caballerías (67 es el total del municipio), 25 más con respecto al periodo precedente.

El cumplimiento de tal objetivo fue sometido a periódicos análisis, intercambios en los cuales trataron en más de una ocasión el tema de los envases.

Para Camilo Pueblas, especialista en sanidad vegetal, los planes de siembra fueron concebidos teniendo en cuenta el área cultivable y los recursos materiales y humanos, en tanto la necesidad de cajas para la cosecha se estableció a partir de un primer estimado de producción, confirmado cuando las plantas comenzaron a mostrar los pequeños frutos.

LOS OBSTÁCULOS

De acuerdo con el potencial productivo de todas las fuerzas para la recolección (entre estas 14 UBPC y tres Cooperativas de Créditos y Servicios), el municipio debe disponer de unas 3 000 cajas, pero hoy solo 480 están en circulación.

Fernando González Martínez, director de Acopio en Yara, piensa que entre el 15 y el 20 de febrero, cuando la cosecha entre en un nivel superior, la localidad estará moviendo un millar de esos envases (cada uno con capacidad para 10 quintales), solo un tercio de las demandadas para dicho potencial, pero aceptables para garantizar el procesamiento diario en la industria, ascendente a 2 000 quintales.

González Martínez agregó que se ha trabajado en la fabricación de cajas. Llama la atención la iniciativa de la UBPC 28 de Enero que compró 200 módulos de madera y puntillas para hacer las suyas.

Según Glicerio Verdecia con los envases fabricados su UBPC garantiza esta y otras cuatro campañas tomateras.

Cada caja paleta —destaca Glicerio Verdecia, presidente de esa UBPC— nos costó 125 pesos en moneda nacional, una cifra ínfima si tenemos en cuenta que en el 2008 por falta de envases perdimos más de 3 000 quintales y 200 000 pesos.

Más organizaciones productivas quisieron sumarse a esa labor, pero Acopio solo les entregó unos pocos módulos por falta de madera, carencia sobre la cual pretende recaer el problema.

Esa razón, empero, pudo entenderse a la hora de preparar la campaña y no a estas alturas, pues las siembras —por lógica— debieron planificarse teniendo en cuenta también los envases en existencia y no las probabilidades de completarlos en el camino. Eso solo provoca incertidumbres y riesgos.

Algunos pudieran pensar en juicios apresurados porque en realidad la cosecha es incipiente, pero si ya han ocurrido incidentes cuando solo recoge el 50% de las entidades cultivadoras, ¿qué podrá pasar en la segunda quincena de febrero o en marzo cuando se dispare la maduración del fruto?

Otros elementos causan preocupación: de acuerdo con los rendimientos por campo habrá más tomate para recoger que lo estimado, en tanto la industria, por no contar con óptimas condiciones técnicas, puede —como ya ha sucedido en estos días— tener interrupciones temporales, lo cual obligará a retener muchos envases llenos en el patio de la fábrica.

En opinión de algunos, las cajas existen y las situaciones dadas solo responden a problemas organizativos, hecho, de ser cierto, menos justificable. Mas, no hay mal que por bien no venga, y acaso todavía haya tiempo para pensar en alternativas ajustables a cualquier situación, incluso lluvias por venir.

Lo importante ahora es no tener el mismo tropiezo y que Acopio busque definitivamente la fórmula para que nada siga arriesgando la respuesta a la convocatoria de la dirección del país de producir alimentos, pues muy cerca de las tomateras yarenses hay ciertas cantidades de ajíes y boniatos prácticamente perdidos, pidiendo a gritos un saco en el cual llegar a la placita.

 

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