París, 29 ene (PL) Salvo algunos incidentes en París y Marsella,
la huelga general impulsada hoy por los principales sindicatos de
Francia transcurrió de forma ordenada y alrededor de dos millones y
medio de personas participaron en las marchas.
Aunque las estadísticas son siempre diametralmente opuestas (la
policía siempre señala la mitad de las cifras de manifestantes),
otra característica francesa, más de 70 ciudades del Hexágono se
sumaron a las protestas contra la política del actual gobierno.
Un importante medidor que logró la rareza de unir a todos los
gremios, con la Confederación General de Trabajadores (CGT) en el
liderazgo, y el apoyo de los partidos de izquierda y algunos
sectores de centro.
Bernard Thibault (CGT) y Francois Cheréque (CFDT) se mostraron
complacidos por la respuesta de los trabajadores, incluidos algunos
del sector privado, como expresión del descontento popular.
Estamos pagando el precio de la crisis económica internacional,
se afectan los salarios, el empleo, el poder adquisitivo, mientras
el presidente Nicolás Sarkozy se dedica a contentar a bancos y
empresas privadas, dijeron.
Consciente del enorme desafío y obligado a suspender una gira por
Africa en razón del paro, Sarkozy se expresó de modo contemporizador
en una declaración emitida desde el Palacio del Elíseo.
La crisis tiene una amplitud sin precedentes que afecta a la
economía mundial y provoca en Francia como en todas partes en el
mundo una inquietud legítima, comentó.
Se impone un deber de escucha, de diálogo y al mismo tiempo una
gran determinación para actuar y con este espíritu, me reuniré en el
mes de febrero con las organizaciones sindicales y patronales para
consensuar un programa de reformas a aplicar en 2009, destacó.
Sin embargo, horas antes su ministro de Presupuesto, Eric Woerth,
criticó la huelga al señalar que no es una respuesta a la crisis. Ya
tenemos una política de reforma, un plan de impulso económico,
añadió.
El portavoz del Partido Socialista (PS), Benoit Hamon, aseguró
que esa política no está funcionando y que el Gobierno no está
viendo las señales" que han llevado a los sindicatos a pedir a los
franceses que salgan a la calle.