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Un buen administrador
Juan Varela Pérez
juan.pvp@granma.cip.cu
El panorama que mostraba hace 14 años la unidad integral porcina
El Punto, en Alquízar, era muy crítico. Predominaban los
incumplimientos, la ineficiencia, el robo de pienso y de animales,
la falta de controles y el mal uso de recursos adquiridos con
divisas.
Jorge
Luis muestra uno de los ejemplares en ceba . Junto a él Noel Labrada
( segundo al mando), José Antonio Yánez (jefe de producción), Edel
Báez y José Aley Dueñas, quienes opinan que todo empezó a cambiar
con la llegada de Jorge Luis.
Todos los indicadores mostraban un deterioro que, lejos de
disminuir, aumentaba y en especial dos de capital importancia: la
conversión de pienso en carne y lograr el peso límite para los
animales que se sacrifican en el tiempo previsto o antes.
Medidas y orientaciones encaminadas a sanear el ambiente y
enderezar el rumbo, caían en saco roto. Ante esa disyuntiva, la
Empresa Provincial Porcina apeló a Jorge Luis Fernández Saranova
cuadro consagrado y capaz, de probada ejecutoria en el sector.
La misión afrontaba sus complejidades. Era indispensable, ante
todo un proceso que, sin extremismo, sirviera para eliminar a los
comisores de hechos delictivos y las causas que los generan,
fortalecer el equipo de dirección, devolverle la confianza al
colectivo, mejorar la atención a este y a sus familiares, poner en
práctica las medidas engavetadas y darle otra imagen al centro.
Fueron jornadas agotadoras de discusiones individuales y
colectivas. Recuerda Jorge Luis que las decisiones debían ser bien
estudiadas para evitar peligrosos retrocesos.
Tener sentido de pertenencia
Trabajadores antes cuestionados, colaboraron y se sumaron a la
nueva etapa. Lo primero fue combatir la apatía, darle participación
a la gente y rescatar el sentido de pertenencia, el amor por el
centro. La militancia del Partido y de la UJC y la organización
sindical de base cerraron filas en el empeño renovador.
Alimentar
a los animales en el momento más oportuno, es fundamental para que
se logre el peso en el tiempo fijado.
Convertir el colectivo en una familia unida exigía, ante todo,
que la jefatura luchara junto a su gente y que cada hombre o mujer
viera reflejada sus inquietudes y aspiraciones.
Jorge Luis apeló a su sabiduría para aprovechar mejor los insumos
y cuidar como la "niña de los ojos" el pienso, el cual representa
entre el 70 y el 80% de los gastos de la unidad. Este, muy codiciado
en el llamado "mercado negro, se le distribuye a los animales en
ceba en los horarios que más lo aprovechan. Por eso los controles en
su manipulación son muy estrictos.
El trámite que debe cumplirse parece engorroso y burocrático,
pero no lo es, señala el administrador. La solicitud la hace cada
área al jefe de producción. Este valora los recursos para la mezcla
y autoriza la entrega mediante un vale de salida del almacén que
recibe el económico. Al llegar el alimento que se solicitó el jefe
del área lo comprueba y registra la cantidad en una libreta con la
firma del receptor. Por la noche, al concluir la jornada, si queda
algún pienso se le entrega al custodio bajo certificación. Al
siguiente día, el jefe del área lo recibe y chequea con el documento
y el custodio se marcha. Tal mecanismo es válido para todos los
recursos. Así cada viernes el administrador y su equipo hacen el
conteo de los 3 600 animales, trámite que la empresa repite una vez
al mes.
USO EFICIENTE DEL PIENSO
Este sistema de cuidar y preservar algo que a todos beneficia, no
ha sido mecánico, ni inútil. La respuesta está en el gradual ascenso
de los principales indicadores que tienen en el eficiente uso del
pienso y la atención a la masa, a dos de sus grandes patrones. No es
casual, por tanto, que hace más de 10 años no ocurra en El Punto
ningún hecho delictivo y que de ser un colectivo incumplidor sea hoy
de los mejores de La Habana al extremo de que sus trabajadores
lograron en el año precedente 564 toneladas (cumplieron y dieron un
poco más) y laboran hoy para incrementar ese volumen mediante la
obtención de más carne por pienso.
A lo anterior se suma que la unidad generó ganancias al ser el
costo de la tonelada de carne inferior al plan, menores los gastos y
favorable la correspondencia entre la productividad y el salario
promedio devengado en el año.
Aunque la situación climática en el 2008 originó dificultades,
muchas solucionadas por la entrega de sus trabajadores, el
administrador declarado enemigo de las justificaciones, admite que
aún "quedan reservas en el orden organizativo; lo óptimo está por
alcanzar".
En opinión de Jorge Luis, estos son algunos de los requisitos que
debe reunir un administrador:
—Lo fundamental: la honestidad, la consagración, la modestia, el
amor por el colectivo, predicar con el ejemplo, ser el primero en
llegar y el último en marcharse, no imponer sus criterios, saber
exigir y no creerse superior a los demás. Conocer el estado de ánimo
del trabajador y sus problemas familiares. Y ese hombre o mujer bien
atendidos, difícil que falle.
—Dedico la mayor parte del tiempo a recorrer las áreas porque ahí
se decide todo, estar junto a los trabajadores y chequear y
respaldar el control que va a los informes pero tras comprobar que
lo señalado se corresponde con la realidad. Es preciso la visión
personal, saber cómo se utilizan los recursos y estar atento a
detalles que a veces parecen insignificantes. Como se dice "tocar
las cosas con las manos" porque muchas veces las dificultades
obedecen más a falta de organización que de recursos. El nuestro es
un reflejo. No se dispuso de nada adicional. Simplemente utilizar
mejor lo que se tiene y fortalecer el mando.
—Me autocritico por no tener hoy nivel universitario. Fui incapaz
de simultanear las 13 o 14 horas que permanezco en mi trabajo con el
rigor y la constancia que reclama la Educación Superior. En cambio
estimulo y facilito que mi primera y segunda reservas en el escalón
de mando (Noel Labrada, 47 años, y José Antonio Yánez, 35 años),
mucho más jóvenes, estudien y alcancen ese nivel.
—Estoy feliz de que varios de los técnicos aquí preparados se
hallan promovido, por decisión de la empresa, para dirigir en otras
unidades. No hemos arado en el mar; las transformaciones dan sus
frutos en lo interno y externo. La experiencia en los 30 años que
llevo en la actividad porcina, estará siempre a disposición de mis
compañeros.
—Para mí todos los trabajadores son directos en la producción.
Los pocos con otras misiones intervienen, además, en la atención a
los animales, en la carga y descarga de pienso, en las obras que
aquí se acometen, en la preservación de los bienes, en la limpieza.
Sin ser lo perfecto, hemos logrado actuar en equipo. Nadie se siente
ajeno al resultado final: cumplir los planes de entrega, producir
más carne con menos pienso y preservar la salud de los animales
mediante un riguroso control de las medidas sanitarias en el entorno
y de los visitantes.
Un guajiro ingenioso
Luis Alberto Hernández, director de la Empresa Provincial
Porcina, de La Habana, tiene a Jorge Luis, a los 57 años de edad,
como uno de sus administradores más sobresalientes, capaz de buscar
alternativas y encontrar soluciones en los momentos más difíciles.
Nada se le escapa. Es sistemático en el seguimiento a los
compromisos y las tareas, formador de cuadros. Una demostración de
su tenacidad es que al paso de uno de los huracanes por el
territorio habanero y mientras realizaba labores preventivas, perdió
un dedo de su mano izquierda. A los pocos días estaba de nuevo en su
puesto de combate.
No es un guajiro ingeniero, afirma, pero si un guajiro ingenioso. |