Mientras
en los distintos escenarios capitalinos se rinde homenaje al teatro
cubano, el tributo se extiende también al celuloide con el
documental El Charenton del Buendía, del cineasta Enrique
Pineda Barnet, que se estrenó por estos días en la sede del
reconocido grupo de teatro.
El proceso de realización de Charenton —obra que conmemoró
los 20 años del Buendía— así como diversos ensayos y entrevistas,
quedaron documentados en la pantalla grande durante 45 minutos,
luego de recoger por espacio de tres años consecutivos 55 horas de
grabación, según explicó, en conferencia de prensa, su realizador y
Premio Nacional de Cine en 2006.
La adaptación del Buendía se desarrolla en un sótano de la
Francia revolucionaria, una especie de manicomio donde el Marqués de
Sade esconde personajes como Jean Paul Marat, Juana de Arco,
Napoleón, Charlotte Corday y otros condenados a la guillotina.
Charenton es la intrahistoria del pequeño hombre común, como
afirma Raquel Carrió, a cargo de la dramaturgia de la innovadora
puesta en escena que tuvo, como punto de partida, la obra Marat-Sade
(1967) del británico Peter Weiss.
Filmado en la sede del grupo, con guión del propio director,
fotografía de Pablo Massip, sonido de Raúl Valdés, edición de la
joven estudiante Irca Valdés, y postproducción de la Escuela
Internacional de Cine y TV, de San Antonio de los Baños, el material
expone la profesionalidad de una de las más prestigiosas compañías
del teatro cubano contemporáneo, dirigida por la actriz Flora Lauten,
también Premio Nacional de Teatro 2005.
El Charenton del Buendía forma parte de la colección
Teatros de La Habana, del mismo Pineda Barnet que, en 1962, dejó
la constancia audiovisual de los estrenos de Aire frío, de
Virgilio Piñera, bajo la dirección de Humberto Arenal, y
Fuenteovejuna, de Lope de Vega, llevado a las tablas del Mella
por Vicente Revuelta.