La producción de más de 27 toneladas de conejo el año anterior en
Ciego de Ávila confirma el rescate de una ganadería de alto valor
nutritivo, económico y como fuente que disminuye importaciones.
Ello fue el resultado de un programa extendido a las empresas
agrícolas y el sector cooperativo-campesino, que sobrepasaron sus
entregas al sacrificar ejemplares con dos kilogramos de peso como
mínimo en períodos de ceba inferiores a los tres meses.
También favorecieron esos propósitos la disminución de la
mortalidad, la eficiencia en el crecimiento de la masa y la higiene
en los comederos, bebederos y la prevención de enfermedades.
Criadores privados poseen la mayor cantidad de reproductoras, de
las razas Pardo cubano, California, Nueva Zelanda y Semigigante,
alimentadas con forraje y un suplemento proteico.
El establecimiento avileño de ganado menor adelanta la
construcción de naves y jaulas en el sur del territorio para
aumentar el número de ese mamífero, como parte del Proyecto Endógeno
entre Cuba y la República Bolivariana de Venezuela.
Otros territorios que acrecientan la cunicultura son Villa Clara,
Cienfuegos y La Habana.
En condiciones óptimas cada hembra puede producir entre 50 y 60
conejos al año, equivalentes al aporte de cárnico de tres ovejas o
cabras con un cordero o cabrito en igual etapa.
La cría conejuna es recomendada desde hace años por organismos
internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación (FAO), por su fácil desarrollo y ser
una de las carnes de mayor poder proteico.