Reservas de ambos contendientes respecto al contenido de la
resolución de la ONU que exige el cese del fuego en Gaza hacen
preveer una escalada en la agresión israelí, vaticinaron hoy
analistas y dirigentes regionales.
La continuidad de los bombardeos de Israel sobre la franja
costera y la respuesta con cohetes por parte de milicianos
palestinos, aún cuando se supone regían tres horas de tregua
humanitaria, son un claro indicativo de la grave situación en el
terreno.
Desde Tel Aviv, el primer ministro hebreo, Ehud Olmert, rechazó
el documento adoptado este jueves por el Consejo de Seguridad de la
ONU, con la abstención de Estados Unidos, por considerar que no
ofrece garantías al estado judío de que se interrumpan los disparos
de cohetes.
El gabinete de seguridad israelí, contrario al espíritu de los
negociadores en Nueva York, ratificó que mantendrá la ofensiva
militar en Gaza e incluso intensificarla eventualmente con una
tercera fase, después de los bombardeos aéreos y la invasión
terrestre.
La ministra de Relaciones Exteriores y candidata a primera
ministra por el partido Kadima, Tzipi Livni, alegó responsabilidades
en salvaguardar a la ciudadanía al justificar hoy el recrudecimiento
de los bombardeos, en los que se presume fue utilizado fósforo
blanco.
Olmert intenta conseguir que se obligue al Movimiento de la
Resistencia Islámica (Hamas), que controla Gaza, a detener primero
el lanzamiento de los cohetes, argumento esgrimido para desatar uno
de los más sangrientos ataques a territorios árabes desde la guerra
de 1967.
La resolución 1860 del Consejo de Seguridad exhortó, entre otras
cosas, a un alto el fuego inmediato, duradero y plenamente
respetado, que conduzca a la completa retirada de las fuerzas
israelíes de Gaza y propone un contingente internacional para
verificar la tregua.
Israel nunca ha aceptado que una influencia externa influya en su
derecho a defender a sus ciudadanos. El ejército israelí seguirá su
labor de defender a los ciudadanos, señaló el Primer Ministro.
Hamas, por su parte, consideró la resolución perjudicial para los
intereses palestinos, además de que en el texto no se hace mención
al grupo islamista y que las eventuales negociaciones serían entre
Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP), de la cual está
distanciado.
Para el dirigente de la agrupación en Gaza Ayman Taha, aunque
somos los principales actores en el terreno, no fuimos consultados
acerca de esta resolución y ellos no tomaron en cuenta nuestra
visión y los intereses de nuestro pueblo.
En virtud de ello, acotó, cuando las diferentes partes mediadoras
quieran aplicar el texto, tendrán que contar con quienes estamos
encargado de la situación en el terreno.
A su vez, el segundo jefe político de los islamistas en Siria,
Abu Marzouk, descartó aceptar en el territorio palestino la
presencia de una fuerza multinacional, como propone el documento, a
menos que sea emplazada en el lado egipcio de la frontera sur.
A los islamistas les resultan insuficientes las garantías de que
una fuerza extranjera pueda disuadir a los hebreos de emprender
nuevas agresiones contra Gaza, mucho menos después de la debilidad
mostrada por los gobiernos árabes y la ineficacia de la diplomacia
mundial.
De acuerdo con el analista Mouin Rabbani, la fuerza internacional
sería aceptada por los islamistas según los propósitos de la misma.
Si se emplaza para contribuir a mantener la integridad
territorial y acabar con la presencia israelí, y si no busca
reinstalar en Gaza al grupo Al-Fatah, que lidera el presidente de la
ANP, Mahmoud Abbas, la misión de ese contingente sería bienvenida,
apuntó Rabbani.
El portavoz de Hamas, Fawzi Barhoum, ha acusado a Al-Fatah de
colaborar con Israel y de minar la unidad palestina, pues
integrantes suyos en Gaza presuntamente le han pasado información de
inteligencia.
Para Rabbani es muy difícil de aceptar, aún cuando contempla la
apertura de los cruces fronterizos, pues la abstención
estadounidense es una luz verde implícita a los judíos para
proseguir su agresión.
De igual modo, Abbas y Al-Fatah no tienen presencia notoria en
Gaza como para imponerse y hacer valer una resolución que, por
demás, protegería a Israel de hipotéticos ataques palestinos desde
Gaza, pero no a éstos de una próxima agresión hebrea, apuntó el
analista.
A todos los reparos al documento se agregan las dudas sobre la
imparcialidad y verdaderas intenciones de algunos mediadores, en
particular Egipto, al que varios círculos árabes y los islamistas
palestinos imputan haber colaborado con el régimen sionista.
Ni Francia ni Gran Bretaña, conocidas potencias occidentales
aliadas de Estados Unidos y que también consideran a Hamas una
organización terrorista, cuentan con la credibilidad que posee
Turquía en el mundo árabe, cuya condena a la violencia israelí fue
tácita.
El propio primer ministro turco, Recip Tayyip Erdogan, se ofreció
para llevar las condiciones del movimiento islámico palestino para
un cese del fuego ante la ONU, aprovechando su condición de miembro
no permanente del Consejo de Seguridad.