Quizás por ello, a las puertas del II Clásico Mundial, no
podíamos menos que prodigar un análisis en torno a este apartado,
con más razón aún si partimos de que fue precisamente el pitcheo el
"talón de Aquiles" del equipo Cuba durante la primera edición de ese
torneo en el 2006.
Entonces trabajaron los lanzadores de la mayor de las Antillas
para un promedio de limpias de 4.13, que le valió el octavo escaño
en ese parámetro, bien distante de Sudcorea (2.00), Puerto Rico
(2.08), el campeón Japón (2.49), República Dominicana (2.57) y
México (2.77), rival este último al que tocará enfrentar ahora en la
primera ronda del certamen.
En contraste, la ofensiva se ubicó cuarta (283), detrás de
nipones (311), norteños (289) y boricuas (286), caracterizándose
sobre todo por exhibir un bateo oportuno. ¿Recuerdan el jonrón de
Yulieski ante Panamá y el jit de oro de Osmani Urrutia frente a
Dominicana en semifinales?
Pero volviendo sobre el tema de los serpentineros, al margen de
quiénes "deben" ser los 13 integrantes de la selección nacional, se
habla, comenta y discute por doquier sobre dos cuestiones
fundamentales: ¿Existe hoy suficiente calidad en el pitcheo de
nuestra Serie Nacional? ¿Están nuestros lanzadores en condiciones de
aceptar el reto que representa el Clásico Mundial?
Mirando las estadísticas, resulta plausible decir que sí, aunque
—y siempre hay un aunque— existen ciertos aspectos en los que se
debe trabajar con mayor ahínco durante la preparación.
En general, el pitcheo en la XLVIII Serie trabaja para 4.64
limpias, lo cual no supone un problema serio ni mucho menos, toda
vez que por ese rango andan las ligas del mundo con pelotas vivas
como la Mizuno y la Rawlings. Además, hay actualmente en el
campeonato 24 monticulistas —casi todos abridores— que trabajan por
debajo de 3.50 con un mínimo de 24 entradas en su haber (Consultar
tabla).
El problema radica más bien en el control. Muestra de ello es el
índice de bases por bolas que prima en la contienda: poco más de
cuatro boletos se otorgan cada nueve entradas. Si a ello añadimos el
promedio de pelotazos, entonces se exceden las cinco transferencias
por choque.
Este inconveniente es real, sobre todo cuando en el béisbol
moderno cualquier concesión a la defensa se suele pagar con una
anotación en contra. En el I Clásico lo vivimos. Más de una vez un
hombre marchó al montículo a tirar cuatro bolas —obviamente
descontrolado— para acabar siendo sustituido después.
Fíjense, cuando nos referimos al control no abogamos por que se
lance única y exclusivamente por el centro del home, no. Y menos en
un escenario como el Foro Sol (México), situado a 2 240 metros sobre
el nivel del mar, que favorece a los bateadores, más a los de largo
alcance. Se trata, eso sí, de dominar la zona de strike, ejerciendo
un pitcheo inteligente: buscando las esquinas y mezclando los envíos
con habilidad. Al fin y al cabo, hasta los grandes toleteros fallan
más veces de las que aciertan a conectar de hit.
El evento del 2006 corrobora este planteamiento. Alex Rodríguez
tomó siete ponches en 21 turnos, Mark Teixeira recibió cuatro y se
fue en blanco en 15 veces al bate, el jonronero japonés Hitoshi
Tamura fue estrucado en nueve ocasiones y bateó para 259, Albert
Pujols lo hizo para 286 y David Ortiz para 150, Alfonso Soriano se
fue de vacío en 12 oportunidades y el venezolano Magglio Ordoñez
apenas promedió 100. Y así hubo otros tantos, lo que demuestra que
ningún bateador es infalible.
No en balde, lo reiteran hasta el cansancio los especialistas, el
control es la principal arma del pitcheo, más incluso que la
velocidad. Ese factor, y no otro, evita que los serpentineros se
coloquen por debajo en el conteo ante los bateadores rivales, a la
vez que proporciona una mayor economía de lanzamientos.
Esto último se antoja un aspecto vital, cuando cabe recordar la
reglamentación del I Clásico que limitaba los envíos a 60 en la
primera vuelta y a 80 en la segunda, semifinal y final. Ningún
pronunciamiento se ha realizado aún al respecto, por lo que bien
podemos esperar su vigencia en la versión de marzo próximo.
Otra cuestión de interés es, sin duda, la repartición de roles
que necesariamente debe haber en un cuerpo de lanzadores, con una
rotación definida de abridores y una segunda línea de relevistas
intermedios y cerradores.
Actualmente, esto no se cumple del todo en la Serie Nacional,
donde buena parte de los equipos no alcanzan a contar con un relevo
eficaz, cuando tampoco disponen de una primera línea efectiva.
Les brindo un ejemplo. La temporada pasada el pinareño Yuniesky
Maya cuajó una sólida actuación como apagafuegos. Esta campaña ha
pasado a desempeñarse como abridor. El motivo: solo Maya, Pedro Luis
Lazo y Vladimir Baño parecen en condiciones de cumplir cabalmente
con esa función dentro del conjunto vueltabajero. Pero sería injusto
colocar a todos los equipos en el mismo saco, cuando algunos como el
Habana, Holguín, Villa Clara y Ciego de Ávila han logrado repartir
correctamente los esfuerzos en sus respectivos staff.
Que el Clásico sea un torneo corto, ofrece una razón extra para
planificar y dosificar adecuadamente el pitcheo. Un buen abridor no
tiene por qué ser necesariamente un buen relevista. Tampoco se puede
seguir dependiendo de Lazo como único cerrador del equipo. Esto
último nos lo dejó claro el torneo de los Juegos Olímpicos de
Beijing’08, por lo que esta vez se deben abrazar otras variantes.
Pero al capítulo de los cerradores le dedicaremos un próximo
comentario.
Finalmente, para ilustrar la importancia de contar con un relevo
eficaz, un dato adicional: Si los juegos de Villa Clara durasen seis
entradas, el conjunto más ganador del campeonato, con foja de 20-4
antes de enfrentarse a la Isla, tendría 11 victorias menos, es
decir, sumaría nueve éxitos y 14 fracasos (contando como sellados
los dos desafíos con empate en ese inning); por lo que en lugar de
la cima ocuparía el séptimo escaño de la zona oriental. Trabaja el
relevo de los Naranjas para 2.21 limpias por 3.46 sus abridores,
siendo además el colectivo que mayor número de juegos salvados
archiva, con 13, previo a la última subserie.
Ya lo decía un monstruo de la lomita como Bob Lemon: "Las dos
cosas más importantes en la vida son los buenos amigos y un buen
bullpen".
|
PRIMEROS LANZADORES DEL CAMPEONATO * |
|
LANZADOR |
E |
PCL |
INN |
AVE |
HR |
SO |
BB |
|
Wilber Pérez |
IJV |
0.93 |
38.2 |
214 |
- |
35 |
23 |
|
Yuniesky Maya
|
PRI |
1.19 |
45.1 |
205 |
1 |
36 |
9 |
|
Yadier Pedroso
|
LHA |
1.98 |
27.1 |
206 |
- |
31 |
13 |
|
Aroldis Chapman
|
HOL |
1.99 |
40.2 |
246 |
2 |
40 |
24 |
|
Luis M. Rodríguez |
HOL |
2.04 |
39.2 |
236 |
1 |
12 |
4 |
|
Norberto González |
CFG |
2.16 |
33.1 |
250 |
1 |
40 |
11 |
|
Luis Campillo |
CMG |
2.27 |
35.2 |
229 |
- |
12 |
6 |
|
Miguel A. González |
LHA |
2.27 |
35.2 |
280 |
1 |
24 |
7 |
|
Maikel Folch |
CAV |
2.30 |
31.1 |
236 |
2 |
22 |
12 |
|
Reinier Roibal |
SCU |
2.45 |
36.2 |
235 |
2 |
15 |
16 |
|
Jonder Martínez |
LHA |
2.45 |
33.0 |
236 |
2 |
19 |
18 |
|
Pedro Luis Lazo |
PRI |
2.49 |
43.1 |
233 |
2 |
33 |
11 |
|
Yaumier Sánchez |
SCU |
2.56 |
31.2 |
256 |
- |
22 |
14 |
|
Yuliet López |
VCL |
2.78 |
32.1 |
264 |
3 |
14 |
8 |
|
Yosvani Fonseca |
MTZ |
2.89 |
46.2 |
227 |
- |
20 |
12 |
|
Alien Mora |
CAV |
3.07 |
41.0 |
242 |
2 |
29 |
15 |
|
Randy Gutiérrez |
CFG |
3.18 |
34.0 |
280 |
4 |
14 |
12 |
|
Norge Luis Vera |
SCU |
3.26 |
38.2 |
266 |
5 |
24 |
7 |
|
Carlos Yanes |
IJV |
3.27 |
41.1 |
286 |
4 |
14 |
17 |
|
Yulieski González |
LHA |
3.38 |
32.0 |
287 |
2 |
29 |
7 |
* Nota: La tabla estadística no
contempla lo acontecido esta semana.
Estadísticas:
CINID