El
6 de enero de 1959, Día de Reyes, el pueblo de Santa Clara se volcó
a las calles para recibir el mayor regalo de su historia, la llegada
de Fidel al frente de la caravana que traía la ansiada libertad.
"Esta vez si entraron los mambises a Santiago; ahora si llegaron
los Barbudos a Las Villas pero debemos tener la convicción de que
nadie puede atribuirse los méritos de todo en pueblo, ni de millones
de seres anónimos que hicieron y hacen su aporte a la sociedad.
¡Esta es la hora grande y feliz!", sentenció el líder de la
Revolución al dirigirse a la multitud que lo aclamaba frente a la
sede del gobierno provincial.
Como hace 50 años, este martes, miles de villaclareños
encabezados por las máximas autoridades del Partido y el Gobierno en
el territorio, Omar Ruiz Martín y Alexander Rodríguez Rosada,
respectivamente, se congregaron a lo largo de toda la carretera
central y las áreas del Parque Vidal para reeditar aquella jornada
cargada de hondos sentimientos patrióticos.
En el acto conmemorativo realizado frente a la Biblioteca
Provincial Martí, se develó una placa alegórica a la conmemoración y
se recordaron las palabras pronunciadas por el líder del M-26-J
aquel día en las cuales alertó sobre los grandes retos del porvenir:
¡Hay que trabajar por hoy, para mañana, para esta generación y para
las venideras! ¡Hay que sentar sobre bases firmes, el futuro
grandioso de la Patria!
Cincuenta
pioneros, jóvenes y combatientes arribaron a la capital de la
provincia procedentes de Placetas, donde fue recibida la comitiva
encabezada por el General de División Antonio Enrique Luzón, quien
preside la caravana de la libertad.
Entre los participantes destacaba un hombre cargado de medallas
nombrado Julio Duarte Granados, guerrillero de la Columna No 1 José
Martí, quien realizó la histórica marcha como escolta de Fidel a
pesar de estar herido en una pierna.
Al rememorar la aquellas jornadas, Julio recuerda que lo más
sorprendente era la acogida brindada a Fidel en cada lugar y la idea
reiterada por el Jefe de la Revolución, de que los momentos más
duros para el naciente proceso revolucionario estaban por llegar.