.— Concluye un año de 
			incuestionables triunfos para la revolución nacida en Bolivia el 22 
			de enero de 2006, proceso con avances políticos, económicos y 
			sociales, pero también con el enorme reto de superar una oscura 
			herencia.
			Ahora podemos decir que nuestras transformaciones son imparables, 
			vamos en camino a la transición del neoliberalismo a un Estado 
			equitativo y con respuestas a demandas históricas de la población, 
			afirmó el presidente Evo Morales, al evaluar la gestión de su 
			gobierno.
			De acuerdo con el líder del Movimiento al Socialismo (MAS), los 
			cambios han pasado por diferentes etapas y obstáculos hasta 
			convertirse en una esperanza ciudadana, demostrada -precisó- por el 
			apoyo del 67 por ciento de los participantes en el referendo 
			revocatorio de mandato del pasado agosto.
			Cuando llegamos al poder la meta era revertir el panorama social 
			existente, además de impulsar la recuperación de recursos vendidos a 
			las transnacionales, entre ellos los hidrocarburos, explicó a la 
			prensa acreditada aquí.
			Según el ex dirigente sindical, luego vino el período de búsqueda 
			de la estabilidad de la nación ante ataques internos y externos, y 
			finalmente el momento de la definición.
			En 2008 advertimos a los miembros del Ejecutivo: Este será el año 
			de la consolidación de la revolución democrática y cultural, o la 
			derecha nos despedirá, comentó el gobernante.
			La alfabetización llevada a 823 mil bolivianos, el empleo de 
			millones de dólares en la renta dignidad, incentivo vitalicio 
			destinado a personas de la tercera edad, y en el bono Juancito Pinto 
			para evitar la deserción escolar, ratificaron el respaldo popular al 
			proyecto del MAS.
			No menos importante en tal sentido fue el logro de indicadores 
			económicos sin precedentes en este país andino.
			El crecimiento económico superó el seis por ciento, las reservas 
			internacionales aumentaron hasta alcanzar los siete mil 600 millones 
			de dólares, el sistema bancario calificó de solvente y la 
			nacionalización de empresas y recursos trajo elevados ingresos.
			Dichos aspectos obedecen a la aplicación de políticas 
			responsables del gobierno y constituyen colchones para paliar los 
			previsibles efectos de la crisis financiera global, aseveró el 
			ministro de Hacienda, Luis Arce.
			Para el funcionario, semejante escenario unido al ahorro 
			promovido en los años de gestión de Morales permiten contar en 2009 
			con una inversión pública de más de mil 800 millones de dólares, al 
			menos tres veces mayor al promedio de gasto presentado por 
			ejecutivos neoliberales.
			Supimos guardar en la época de vacas gordas para beneficiar al 
			pueblo en la de las flacas, apuntó Arce.
			A pesar del valor de estos parámetros sociales y económicos, tal 
			vez el principal peso en la consolidación del proceso de cambio 
			emprendido por el MAS lo tenga el fracaso de la derecha en sus 
			intentos de destruirlo.
			La oposición con su postura violenta y golpista se derrotó ella 
			misma, advirtió el vicepresidente de la República, Álvaro García, 
			quien la consideró políticamente desarmada y carente de apoyo 
			ciudadano.
			De acuerdo con el segundo mandatario, la población está cansada 
			de la agresividad y el desinterés por el consenso mostrados por 
			sectores radicales contrarios a las transformaciones en marcha.
			Estamos empeñados en resolver deudas de más de 500 años y mucha 
			gente no quiere perder sus privilegios, apuntó.
			Campañas mediáticas para desacreditar al MAS, asesinatos, 
			sabotajes y toma de instituciones conformaron el rosario de ataques 
			lanzados por la derecha, los cuales tuvieron su punto más oscuro en 
			el golpe cívico prefectural de agosto y septiembre últimos. Entonces 
			los departamentos de la llamada Media Luna ampliada (Santa Cruz, 
			Beni, Tarija, Pando y Chuquisaca) fueron testigos de una veintena de 
			muertos y pérdidas materiales por unos 200 millones de dólares.
			Particularmente condenada resultó la masacre de campesinos en las 
			localidades pandinas de Porvenir y Filadelfia, donde la violencia 
			opositora arrebato la vida a 18 campesinos partidarios del 
			oficialismo.
			Los enemigos del cambio sólo pueden acudir a un golpe de estado 
			para detenernos, medida inviable en estos momentos, dijo a Prensa 
			Latina el senador masista Antonio Peredo.
			Sin embargo, los avaneces de la revolución boliviana están lejos 
			de materializarse libres de obstáculos.
			El presidente Evo Morales identificó a la corrupción, la 
			burocracia y las carencias de alimentos y combustibles como 
			principales trabas a vencer para fortalecer el proyecto emprendido 
			hace tres años.
			Todavía hay dirigentes que llegan a cargos públicos teniendo en 
			sus mentes la idea de buscar plata, lamentó.
			Morales instó a los organismos y funcionarios a combatir sin 
			tregua el flagelo.
			La política es el arte de servir al pueblo de manera desprendida 
			y desinteresada, expuso.
			Para el primer mandatario, el siguiente paso en aras de 
			consolidar el proceso revolucionario es respaldar la nueva 
			Constitución Política del Estado, sujeta a referendo el próximo 25 
			de enero.