Cochabamba, Bolivia, 30 de diciembre (PL).— El presidente
boliviano, Evo Morales, consideró hoy acertada su decisión de
expulsar al embajador de Estados Unidos en este país, Philip
Goldberg, acusado de fomentar actividades subversivas y
desestabilizadoras.
Yo no me equivoqué cuando en septiembre último ordené la salida
del diplomático norteamericano, afirmó el líder del Movimiento al
Socialismo (MAS) durante el análisis de la gestión ejecutiva 2008,
encuentro desarrollado en el complejo cochabambino Casa Campestre.
De acuerdo con el mandatario, luego que Goldberg abandonara la
nación andina disminuyó la conspiración de la derecha.
Se fue el embajador y bajó el accionar opositor. Claro, alguien
estaba comandando la arremetida contra la democracia, aseguró.
Morales vinculó al representante de Washington con el golpe de
agosto y septiembre de este año caracterizado por asesinatos,
sabotajes y toma de instituciones públicas en los departamentos de
Pando, Santa Cruz, Tarija, Beni y Chuquisaca.
Los disturbios dejaron más de una veintena de muertos, la mayoría
campesinos partidarios del MAS, y pérdidas estimadas oficialmente en
unos 200 millones de dólares.
Las relaciones bilaterales sufrieron otra escalada de tensiones,
cuando el 1 de noviembre el jefe de Estado expulsó a la Agencia
Antidrogas norteamericana, también acusada de apoyar la subversión
interna, además de realizar espionaje.
Según el mandatario, los nexos entre ambos países pudieran
mejorar con la llegada a la Casa Blanca en enero próximo de Barack
Obama, aunque condicionó el cambio de postura al respeto de la
soberanía boliviana.