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Sin ceremonias rimbombantes ni muchas cosas por celebrar, Francia
entregará pasado mañana jueves la presidencia de la Unión Europea
(UE) a una escéptica República Checa, un traspaso complicado y
signado por interrogantes.
En realidad, existe un reconocimiento abierto o tácito a la
dinámica que imprimió el jefe de Estado francés, Nicolás Sarkozy, a
la concertación de 27 países, sobre todo en torno a la crisis
financiera internacional y el conflicto en Georgia.
Aunque también fue Sarkozy un decidido impulsor del Tratado de
Lisboa, llamado a sustituir a la fracasada Constitución del bloque
comunitario, todavía existen dudas sobre la adopción definitiva y su
puesta en marcha.
Precisamente la República Checa y su actual gobierno se inscriben
en el grupo de los llamados euroescépticos, básicamente por temor a
ser absorbidos por los gigantes económicos de la asociación, entre
otros Alemania y Francia.
Para muchos analistas del continente, el presidente checo, Vaclav
Klaus, un conservador nato, mantiene su postura de rechazo al
proceso de integración política de la UE y es una de las figuras más
problemáticas a la hora de cerrar filas de conjunto.
Sin el beneplácito de Irlanda, que lo rechazó en referendo, no
parece una buena cosa para el Tratado de Lisboa la presidencia
semestral checa. Lo mejor, aseguran algunos, sería un bajo perfil
con la línea del laissez faire (dejar hacer).
No es seguro, porque Sarkozy ha deslizado sus intenciones de
jugar de todos modos un papel protagónico en la UE, tal vez al
frente del Eurogrupo (países de la zona euro) o de coordinador de
las cumbres del nuevo Grupo de los 20. Sin dudas, el dignatario
francés seguirá de promotor de iniciativas en torno al crítico
panorama económico internacional, algo que los checos no sólo ven
con recelos, sino que rechazan de plano.
Ahora, el mando rotativo de la UE recae en un país que ni
siquiera permite que la bandera europea ondee en sus edificios
públicos y que hizo sucesivas maniobras dilatorias para no ratificar
aún el Tratado de Lisboa y la reforma institucional.