Cuba en el mundo

La Giselle de Alicia revive en Grecia

MIGUEL CABRERA
Especial para Granma

ATENAS.— El Ballet Nacional de Cuba se presenta por estos días de fin de año en Grecia, con Giselle, joya del ballet romántico, que fue estrenada en 1841, en el Teatro de la Ópera de París. El público griego conoció la versión cubana de esta obra el 1 de septiembre de 1981, en el Teatro Lycabettus, interpretada en aquella oportunidad por Alicia Alonso, quien hizo vibrar la cima de la colina del mismo nombre, aledaña a la Acrópolis, donde se enclava este teatro de la capital griega.

Viengsay Valdés en Giselle.

En la actual gira se destacan Anette Delgado y Viengsay Valdés, en el rol de la aldeana-wili, cada una con su peculiar sello interpretativo, pero fieles a los reclamos estilísticos, quienes ofrecieron memorables interpretaciones, probatorias de la alta valoración que han alcanzado en los más importantes escenarios mundiales.

A su lado Romel Frómeta, Joel Carreño, Elier Bourzac y Javier Torres encarnaron al Duque Albrecht con todas las virtudes que distinguen a la representación masculina de la escuela cubana de ballet. Como Myrtha, la vengativa Reina de las Wilis, Yanela Piñera y Amaya Rodríguez mostraron de manera muy especial la alta valía que poseen en este momento de sus ascendentes carreras. Ernesto Díaz, como el celoso y vengativo Hilarión, fue toda una revelación, por los diversos matices y la forma totalmente convincente que mostró en su desempeño escénico, tanto en el I como en el II Actos.

El cuerpo de baile, integrado esta vez por un elenco mayoritariamente joven, revalidó, especialmente en el II Acto, la fama mundial que le ha acompañado durante décadas.

Al finalizar varias de las funciones, la Alonso salió a la escena para agradecer los interminables aplausos del público, que para muchos presentes eran el justo tributo a su legendaria trayectoria artística ligada a Giselle durante más de seis décadas. Allí, desde el amplio escenario del Teatro Megaron, revivieron las palabras del crítico argentino Fernando Emery, quien proféticamente afirmó una vez: "Ella nació para que Giselle no muera". Y sus herederos artísticos así lo han probado en este inolvidable reencuentro con el público griego.

 

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