Una pormenorizada información sobre los principales impactos ambientales ocasionados por el azote directo de los huracanes Gustav, Ike y Paloma, en apenas poco más de dos meses, recibieron ayer los diputados de la Comisión de Energía y Medio Ambiente, del Parlamento cubano.

La doctora Gisela Alonso, presidenta de la Agencia de Medio Ambiente, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Me

dio Ambiente, explicó que en el informe de evaluación elaborado al respecto participaron más de 400 especialistas e investigadores de unas sesenta instituciones.

Entre las consecuencias observadas figuran los daños sufridos por los suelos por el aumento de la erosión asociada a los efectos de las intensas lluvias y las inundaciones, alteraciones de la línea de costa, la ocurrencia de deslizamientos de tierra en zonas montañosas, cambio en el perfil de playas, y la disminución de la superficie de la duna, en la zona marina costera.

También todas las provincias sufrieron algún tipo de daño en sus cuencas hidrográficas (pérdida de plantaciones jóvenes en las franjas hidrorreguladoras, erosión de riberas de ríos), mientras en las áreas protegidas hay notificaciones de deterioro de la cobertura vegetal y perjuicios en sitios de nidificación y hábitat de fauna.

Si bien el patrimonio forestal sufrió notables estragos, los expertos estiman que buena parte de los bosques podrá recuperarse de manera natural, aunque requiere de labores de saneamiento.

El estudio permitió detectar, además, un grupo de vulnerabilidades comunes a casi todos los territorios golpeados por los huracanes, como son el mal estado del fondo habitacional, violaciones de los planes de ordenamiento locales y de las normas técnicas para proteger los inmuebles, acumulación de escombros y desechos en cauces de ríos, alcantarillados y sistemas de drenaje, y la no realización de la poda de árboles de manera oportuna.