Las
últimas estocadas de la Copa Manuel Permuy quedaron atrás, pero hay
planes de organizar nuevas contiendas en casa.
"Creo que la competencia resultó un éxito. Es la primera de una
serie, vamos a ver dónde podemos irlas montando", nos comentó
Rigoberto Morejón, comisionado nacional de esgrima, poco después de
concluida la justa acogida por el Cerro Pelado.
Los sablistas y los floretistas se encargaron del cierre,
colocando en el podio como medallistas a ocho hombres de la
preselección nacional, lo cual quiere decir que cerraron el espacio
para las sorpresas.
En el sable, el pinareño Dayron Díaz venció en la final al
capitalino Julio Bello, por 15 estocadas a 10, tras ellos haber
dejado en las medallas de bronce a Yoandri Iriarte (CHA) y Raúl Coss
(SCU).
Díaz, por cierto, destapó los recuerdos: Cándido Maya, ya
retirado, quien llegó a ser durante algunos años el número uno del
país en esa arma, es de su propio terruño, generalmente aportador de
buenos exponentes en esta arma.
Yosnier Álvarez, de la urbe, resultó invencible en el florete,
tras imponerse en el último combate granmense Pedro Mojena, por
15-12, en tanto las otras preseas correspondieron al espirituano
Yoelkis Zamora y el capitalino Yoennis Ross.
Los recuerdos se vuelven a disparar: el florete masculino comenzó
este siglo como el "buque insignia" de la esgrima cubana, es decir,
el más destacado, pero casi de un día para otro, debido a varias
razones, se convirtió en el más atrasado.
La Copa Manuel Permuy vino a sustituir, de algún modo, la que
inicialmente iba a ser la primera competencia de este deporte en el
nuevo ciclo olímpico: el Campeonato Centroamericano y del Caribe.
Este deporte quiere levantar.