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Fábula de la violencia en película La rabia

TERESITA JORGE CARPIO

La argentina Analía Couceyro, una de las intérpretes de la película La rabia, afirmó que nunca pensó encontrar un público que, como el cubano, disfrute de manera tan participativa las realizaciones del séptimo arte.

Couceyro viajó a esta capital para tomar parte en el XXX Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, donde concursa el film, dirigido por Albertina Carri, directora de Los rubios y Géminis, donde también actúa la joven actriz.

La intérprete de otros filmes como El pasado, El sur de una pasión y No quiero volver a casa, relató aspectos de la cinta La rabia, rodada en las cercanías de Buenos Aires.

Couceyro trabaja con Albertina Carri desde hace años y de ahí que leyera el guión desde su primera versión en la cual dice hay pocos diálogos porque en el campo suele hablarse poco, pero que resultó un trabajo arduo porque hubo que estudiar formas diferente al lenguaje de los porteños.

La historia transcurre en un espacio tan pintoresco como hostil. Por un lado está Alejandra (Analía Couceyro), casada con Poldo (Víctor Hugo Carrizo), hombre severo y primitivo al que Alejandra dualmente enfrenta y ante quien se resigna.

Por otro lado está Pichón (Javier Lorenzo), padre de Ladeado, un niño sometido al trabajo casi esclavo impuesto por su padre y protector de su amiga Nati.

La rabia cuenta una historia de violencia familiar en un paraje campestre. Es una especie de relato de terror rural familiar, una fábula dura y brutal.

Como en sus películas anteriores, su directora, Albertina Carri, estremece con sus obras, de ahí que La Rabia sea una pesadilla del mundo vista mediante los ojos de una niña.

Al parecer la directora de Los rubios y Géminis, en lugar de retratar la violencia en las ciudades, prefirió mostrar en La rabia la que está presente personajes anónimos de los campos. (AIN)

 

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