Toda una osadía resulta la cinta Omertá, de Pavel Giroud, al abordar desde la óptica cubana el cine negro de larga trayectoria en filmografías del mundo, y que se estrena hoy en la sala Chaplin, de la capital cubana.

Esta película es uno de los cuatro largometrajes de ficción que representan a Cuba en el XXX Festival, y es resultado del Premio alcanzado por su realizador en la categoría de guión inédito en la edición 27 del Festival de cine de La Habana.

Conocido ya por su realización La edad de la peseta, laureada en varios certámenes del orbe, Giroud vuelve a deslumbrar con ese preciosismo escenográfico, las atmósferas, el vestuario cuidadoso, los entornos con detalle y una fotografía impecable a cargo de Luis Najmias.

Se retrata pues, una arista de la convulsa etapa de los 60 tras el triunfo de la Revolución y el remanente de una mafia que quedó en la isla tras la huída de sus principales jefes.

Un detalle marca esta nueva obra de Giroud, y se trata de la excelente actuación de Manuel Porto como el Rolo Santos, ya con demasiada edad para su odiada labor de asalariado de la mafia o como el conocido matón, que ahora pretende terminar con dignidad su vida.

Vale destacar la actuación del actor Yadier Fernández, conocido en la TV cubana por sus actuaciones en telenovelas y cuentos, que como Yoyo logra retratar uno de los más coherentes personajes dibujados en este filme que refleja con una visión novedosa un tema poco tratado en el cine cubano.

Aciertos y desaciertos en el nada fácil camino de esta realización, no restan su validez como propuesta cinematográfica, sobre todo viniendo de un aun joven cineasta que de una idea inicial de una mujer atada a una silla de su propia casa, observa cómo se busca un tesoro escondido por las pudientes familias.

En el argot mafioso Omertá es el pacto sagrado de silencio de la mafia siciliana de acuerdo con el escritor Mario Puzo cuando escribió su saga de El Padrino, y aunque el filme de Giroud no tiene relación con esa obra, sí huele a mafia de principio a fin.