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El plan de recuperación económica con un costo de 26 mil millones de
euros anunciado hoy por el presidente francés, Nicolás Sarkozy,
favorece las inversiones y olvida a los consumidores, resaltan las
críticas.
Mientras la Unión por un Movimiento Popular (UMP, en el poder),
señala que las medidas son muy abarcadoras, sindicatos y partidos de
oposición plantean que el jefe de Estado olvidó a los asalariados y su
poder adquisitivo.
Para el senador y presidente del nuevo Partido de Izquierda (PG),
Jean-Luc Mélenchon, el plan de Sarkozy es un adelanto de Noel para los
dueños sin encontrarse un verdadero escudo social para la mayoría.
Más que nunca es una política sin orden, de palabras, cifras, nada
que pueda invertir el camino hacia el desastre social provocado por la
crisis, añadió.
El diputado socialista Didier Migaud, presidente de la Comisión de
Finanzas de la Asamblea Nacional, deploró que no se pensara en el
poder adquisitivo de los franceses.
Añadió que cuando Sarkozy favorece al crédito y omite los salarios
olvida los orígenes de la crisis, al igual que cuando propone medidas
de desregularización sobre los mercados públicos, cuando uno de los
orígenes del problema es la desregularización.
No veo cómo un plan de reactivación puede ser eficaz si se olvidan
los problemas diarios de una gran mayoría de nuestros ciudadanos,
agregó.
Entre otras propuestas en el plan de Sarkozy 10 mil 500 millones de
euros se destinarán para inversiones suplementarias de las grandes
empresas públicas y las colectividades y para apoyar el sector del
automóvil. Para este último anunció la creación de una "prima" de mil
euros por la destrucción de vehículos antiguos a cambio de la compra
de un auto nuevo y más ecológico.
Se prevé que el paquete de medidas impulse el crecimiento francés
alrededor del 0,6 por ciento el próximo año pero a su vez se elevaría
el déficit al 3,9 del Producto Interno Bruto.