Isla de la Juventud

Linieros devuelven la luz

Ana Esther Zulueta y Yaimí Ravelo (fotos)

NUEVA GERONA.— Luis Alberto Arrechea Olivera, de Guáimaro (Camagüey) es uno de los más de 250 linieros cubanos que en la Isla de la Juventud rehabilitaron, en 90 días, el sistema eléctrico devastado por el huracán Gustav.

Llegamos un día después del meteoro con la misión de recuperar el sistema y devolver la luz a este pueblo, afirmó su coterráneo Alexis García Oduardo.

En tres meses, camagüeyanos, holguineros, habaneros, avileños y granmenses protagonizaron la proeza de beneficiar con servicio eléctrico al 99,5% de los clientes, sin tener que lamentar accidentes graves o fatales.

Trabajar a ritmo de contingente también les permitió recuperar casi todas las redes de subtransmisión, distribución primaria y secundaria, así como el servicio a otros pobladores e instituciones, según se conoció en el acto clausura de la primera etapa de la recuperación en el territorio pinero.

INVENTARIO A LA MEMORIA

El 30 de agosto, tras el impacto del huracán Gustav, categoría cuatro en la escala Saffir Simpson, la Isla quedó totalmente oscura, solo la Luna llena permitió a algunos transitar las calles obstruidas por montones de escombros y árboles caídos.

Los primeros días aquí fueron los más difíciles porque cuando llegamos el panorama era desolador, comentó Arrechea Olivera.

El ingeniero Miguel Martínez, director de la Empresa Eléctrica, recordó que también estaban en el suelo centenares de kilómetros de líneas y miles de postes, la mayoría de ellos quebrados.

Agregó que la planta RUSKIY estaba inutilizada por falta de techo, así como el cuadro de control y la sala donde radican las protecciones de los interruptores de salida. Se dañaron las seis unidades generadoras del Parque Eólico y las dos subestaciones de salida, incapacitadas de transmitir energía eléctrica.

ESTRATEGIA CERTERA

El propósito era restituir el primer circuito, afirmó Arrechea Olivera, con 15 años de experiencia en el sector.

Como todas las líneas de subtransmisión, que enlazan a Nueva Gerona con el resto de los poblados quedaron destruidas, primero se puso en servicio la planta generadora, luego se repararon las subestaciones de salida para entregar la generación y dar electricidad a esta ciudad, precisó Martínez.

Además fueron trasladados grupos de microsistemas aislados hacia las comunidades de mayor concentración poblacional, donde se construyeron de inmediato emplazamientos que dieron servicio durante 12 o 24 horas, en dependencia de la capacidad de los equipos, a asentamientos como Chacón, La Reforma, Mella, La Fe y La Melvis, el de este último permitió alimentar a otros tres poblados.

También quedaron instalados grupos electrógenos del territorio y de otras provincias para beneficiar a más de 30 pequeñas comunidades, que recibieron servicio durante 12 horas diarias en horario nocturno.

A 90 DÍAS DE GUSTAV

Finalizada esta etapa, los pineros enfrentarán ahora importantes misiones entre las que destacan: la recuperación de dos unidades del Parque Eólico; la desconexión y devolución de los grupos electrógenos; la reparación de metrocontadores; la rehabilitación del alumbrado público (al 11,4 %) y la recolección de postes, cables, crucetas y otros materiales, que se puedan recuperar, precisó Martínez, quien es además delegado del Ministerio de la Industria Básica.

Mucho e intenso ha sido el trabajo realizado, pero grandes también las muestras de agradecimiento y felicidad en los rostros de los niños, mujeres y ancianos..., caras de alegría cuando volvían a ver la luz, hecho que nos emocionaba, dijo García Oduardo.

"Ni nosotros mismos teníamos la certeza de llegar al tercer mes después de Gustav con semejante proeza, pero fue la batalla continua la que se impuso... "

"Había que arremeter... abrimos varios frentes hasta encender el último bombillo y aquí está el resultado, fue una batalla dura y la vencimos. De la Isla me llevo muchas cosas bonitas, amistades y la gratitud del pueblo que se ha portado bien con nosotros, apuntó Arrechea Olivera, quien a pesar de perder su casa a consecuencia del huracán Ike permaneció junto a los pineros.

Ni altura ni peligro ni adversas condiciones meteorológicas impidieron que estos hombres convirtieran lo heroico en cotidiano.

 

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