El Cine Latinoamericano, con su pasado e historia, continúa
brotando cual inagotable manantial, incontenible, en la preferencia
de los amantes del séptimo arte, en especial en esa inmensa área
geográfica continental que le dio origen.
De Viña del Mar a la Habana han transcurrido cuatro décadas.
Los que soñaron hacer en aquella época un cine de calidad, que
mostrara la realidad de sus países con una elevada calidad estética,
fueron la inspiración y partícipes de los Festivales
Latinoamericanos del Nuevo Cine Latinoamericano, que este año
arriban a sus 30 años de fundados.
Se visten de gala las salas habilitadas para la proyección de los
materiales que optan por los preciados corales, parte importante de
un programa que incluye intercambio de cineastas, guionistas,
productores y críticos cinematográficos, además de las muestras de
clásicos del séptimo arte de la Nueva Ola Francesa y el neorrealismo
italiano, savia de la que se han nutrido los más talentosos
creadores.
Al avizorar el futuro, a partir de la experiencia de Viña del
Mar, dijo el realizador Pastor Vega: Nuestro cine latinoamericano se
dimensionó hacia el continente y el continente hacia nuestro cine.
Resultaba imprescindible entonces rescatar y reelaborar esta pequeña
tradición y continuar tejiendo los caminos del encuentro.
Al valorar la trascendencia de las citas de La Habana manifestó
su presidente, Alfredo Guevara: Varias generaciones de cineastas
entrelazan sus vidas en el Movimiento, y los Festivales
Internacionales del Nuevo Cine Latinoamericano y Caribeño prueban
que el ímpetu inicial no pierde fuerzas, que la diversidad crece y
que el Cine Nuevo no es sólo una realidad sino más aún, y mejor, una
realidad en desarrollo.
El crítico cinematográfico español Manuel Pérez Estremera opina
que si por algo se ha distinguido a lo largo de estos años el
Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana ha sido por su
amplitud.
En el llamamiento del 30 Festival de La Habana proclamó Alfredo
Guevara:
A pesar del azote de varios huracanes el Festival que celebra
este año su aniversario 30, debe ante todo cumplir su misión ya
histórica, continuar la obra fundadora de los que nos precedieron en
Viña del Mar, los Andes, Caracas, México, y reunir en fraternal
encuentro a los cineastas de América Latina y de otras latitudes, y
a los de USA para decirnos también que otro mundo mejor tendrá que
ser posible.