Fidel
jamás ha mentido, pues sabe que junto a la verdad están la justicia,
la libertad y la victoria.
Poco antes de zarpar a bordo del yate Granma con su carga de
titanes, suscribió una frase que significó todo un juramento: "si
salimos, llegamos; si llegamos, entramos; si entramos, triunfamos".
Fidel también nos expresó que "si ayer éramos un puñado de
hombres, hoy somos un pueblo entero conquistando el porvenir".
Han transcurrido 52 años desde el 2 de diciembre de 1956, y no
hemos tenido un solo día de descanso, y hasta para dormir con la
mochila como almohada, o mejor, con la caja de balas que prefirió el
Che, debemos hacerlo con un ojo abierto.
El enemigo no ha cesado de acosarnos, amenazarnos y agredirnos,
pues es incapaz de perdonar que a bordo de un yate de recreo
convertido en Acorazado de la Dignidad, pudieran haber desafiado la
mar con una idea multiplicada en millones y con un decoro a toda
prueba.
Horas antes, Santiago había vestido por primera vez el verdeolivo,
el 30 de noviembre, cuando el clarín de un simple telegrama puso en
pie de combate a los nuevos mambises, con el noble objetivo de
reeditar las hazañas de Céspedes, Gómez, Agramonte, Maceo y Martí.
Y aquel amanecer de naufragio en medio de pantanos y manglares,
fue como si en Las Coloradas volviera a repicar el bronce de La
Demajagua, y despertaran de su letargo las cargas al machete y las
teas incendiarias, para que nuestros hijos jamás mendiguen de
hinojos la Patria que los padres ganaron de pie.
Las FAR nacieron aquel 2 de diciembre, y desde entonces fueron
borradas de nuestros diccionarios las palabras rendición y derrota.
Para nuestra sagrada defensa adoptamos la filosofía de Guerra de
Todo el Pueblo.
Ni genocidas ni desastres naturales nos han visto jamás
arrodillarnos, como no sea para afinar la puntería, sin que nos
tiemblen las manos.
Este aniversario 52 del desembarco de los expedicionarios del
yate Granma, lo celebramos apenas un mes antes del cumpleaños 50 de
la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes,
con más y mejor socialismo e internacionalismo, y con el Comandante
en Jefe de siempre y para siempre en el puente de mando de esta
embarcación de roca dura, digna e inexpugnable, que gracias a
nosotros, y principalmente a Fidel, se llama Cuba con mayúsculas.