Exactamente un mes después —el 30 de noviembre— arribaba al
aeropuerto de la capital cubana una nave aérea de la Presidencia de
la República Bolivariana con el primer grupo de 46 pacientes y sus
acompañantes, para recibir atención médica en las más variadas
enfermedades.
La mayoría sabían de la Isla solo por informaciones de la
televisión privada de su país, bastante desinformadora de la
realidad en el nuestro.
Tampoco habían montado en un avión y algunos ni siquiera conocían
Caracas. Pertenecen, como todos los beneficiados por este modelo
solidario, a las capas más humildes de la población venezolana.
Sus testimonios siempre han sido elocuentes: carecían del dinero
—muchas veces cifras millonarias de bolívares— para poder ser
sometidos a exámenes médicos, intervenidos quirúrgicamente,
rehabilitados con las más modernas técnicas, o sometidos a
trasplantes de médula o a operaciones de la vista.
Decenas han venido en sillas de ruedas y tras una atención
personalizada han regresado caminando. Otros —no pocos— han "visto
la vida" luego de recuperar su visión. Todos se llevan en sus
corazones un pedacito de esa palabra tan necesaria: la solidaridad
que cura.
En la consecución de tales empeños, el Centro Internacional de
Salud La Pradera ha sido una verdadera casa familiar para pacientes
y acompañantes. Desde que abrió sus puertas y médicos, enfermeras,
técnicos y demás trabajadores hicieran lo mismo con sus corazones,
fue en nombre del humanismo de la Revolución cubana. Y así se ha
cumplido hasta hoy.
En estos ocho años se han atendido 19 476 pacientes, que han
viajado con 15 734 acompañantes. A los primeros, luego de realizado
el diagnóstico, se les ha sometido a estudios, operaciones y
tratamientos en más de 50 centros hospitalarios del país; así como
en instalaciones hoteleras que se han puesto también al servicio de
la solidaridad.
Los pacientes remitidos a Cuba vienen de todos los estados
venezolanos, tanto de los cerros de la capital como de los más
intrincados parajes de Amazonas, Táchira o Yaracuí.
En estos años del Convenio, en los hospitales cubanos se les han
practicado un total de 7 827 intervenciones quirúrgicas, entre ellas
511 cirugías cardiovasculares de diferente complejidad en niños y
adultos, 204 trasplantes de córnea, 11 de médula, 12 de riñón y 5 de
músculos.
Aunque una obra de solidaridad humana como esta es imposible
resumirla en unas pocas líneas, escogí al azar algunos de los
testimonios de pacientes, acompañantes o visitantes venezolanos que
han estado en La Pradera.
Aquí los resumo:
—"¼ llevo en mi corazón el más
impactante pasaje de lo que hace el pueblo cubano. Estoy eternamente
agradecido por la atención que aquí se brinda a tan humildes
pacientes."
—"No puedo menos que maravillarme del grado de humanidad y
profesionalidad con que se trata a los pacientes. La palabra exacta
es con cariño."
—"La Pradera ofrece una familia sustituta, compuesta por médicos,
enfermeras, técnicos y personal de asistencia."
Es la casa de la solidaridad que cura.