Carmina Burana con sabor insular

CIUDAD DE MÉXICO.— Con los 10 000 asistentes al Auditorio Nacional de pie, aplaudiendo durante cinco minutos, cerró la función única del espectáculo Carmina Burana, que contó con la participación de Danza Contemporánea de Cuba y dirección de la puesta en escena de Miguel Iglesias y George Céspedes, este último también responsable de la coreografía, con la colaboración de los bailarines.

El público disfrutó de la actuación estelar de los primeros bailarines Joel Carreño y Anette Delgado, del Ballet Nacional de Cuba, como parte de una destacada presencia artística cubana, que incluyó también a Manolo Garriga en el diseño de luces, a Vladimir Cuenca en el de vestuario, y a Erick Grass en el de escenografía.

En el montaje, que reunió a 250 artistas en la escena, participaron la Orquesta Internacional de las Artes, bajo la dirección de Leo Krämer, la soprano Irasema Terrazas, el tenor Óscar de la Torre y el barítono Guillermo Ruiz, el Coro Artescénica, el Coro de Cámara de la Escuela Nacional de Música, el Coro Promúsica y Les Chanteurs du Lycée, junto a los primeros bailarines Rasta Thomas, del Danza Harlem Theatre, y Herman Cornejo, del American Ballet Theatre. (SE)

 

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