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Recalo masivo de marihuana
Tanto flotar… ¡para morir en la orilla!
Enrique Milanés León
SANTA LUCÍA, Camagüey.— Mientras otros se ocupan de limpiarla, el
capitán Rubislandy Pérez Rosabal defiende a su manera la pureza de
la playa. Santa Lucía parece una alfombra blanca al lado de un azul
inmenso, pero ese regalo que le dio la naturaleza a Camagüey fuera
muy poco si los hombres y mujeres del territorio no se ocuparan de
impedir que flagelos de sociedades ajenas se asienten en Cuba.
Servicios
operativos como este fueron vitales en la total neutralización del
recalo.
Pese a su juventud, el jefe del puesto de las Tropas
Guardafronteras (TGF) en Punta de Ganado, Santa Lucía, acumula 14
años de experiencia en el combate al recalo de drogas y confiesa
sentirse orgulloso de su lucha.
En el pasado mes de agosto, toda la pericia de los
guardafronteras de ese y otros puestos se puso a prueba con el mayor
recalo de los últimos cinco años en la zona del destacamento de TGF
Camagüey: 577 kilogramos de marihuana que arribaron en una serie de
109 hechos entre el 7 y el 17 de agosto.
EL MAL A ORILLAS DEL MAR
Este recalo masivo, que abarcó a varias localidades del litoral
nororiental cubano, se originó de una manera conocida: traficantes
internacionales que trasladaban marihuana con destino al mercado de
Estados Unidos, al verse acosados por guardacostas norteamericanos y
conociendo que en los mares cubanos no tendrían paz, lanzaron el
producto al mar para aligerar las lanchas y deshacerse de evidencias
criminales.
En
el punto de incineración, los propios trabajadores de la empresa
sirven como testigos.
Las corrientes del Canal Viejo de Bahamas y los entrantes y
salientes marinos de la abundante cayería se encargaron de diseminar
el veneno, entre otros sitios, por Punta de Ganado, Puerto Piloto y
Cayo Cruz. Pero en cada punto le esperó el mismo antídoto: El
sistema creado para estos casos, en el que intervienen tropas
guardafronteras, otros órganos del Ministerio del Interior (MININT),
colaboradores de la pesca y miembros de los CDR, en aras de colectar
cada paquete y así evitar su introducción en los poblados.
Además de los envoltorios bien sellados con precintas, esta vez
los traficantes lanzaron drogas en un maletín, un pantalón de
mezclilla y un pulóver, y optaron por colocar un pequeño anclaje
que, sin embargo, flotó y llegó a la costa.
La mayor parte de los bultos fue hallado por los servicios
operativos, integrados por un oficial y dos soldados del Servicio
Militar Activo del Destacamento, quienes revisan todo el litoral,
detectan los paquetes, preservan el sitio y proceden según las
orientaciones de la jefatura.
En el puesto de Punta de Ganado, los medios a disposición del
sistema incluyen un vehículo para el patrullaje costero, técnica
canina, embarcaciones particulares y de una base náutica cercana,
destacamentos Mirando al mar, de vecinos, y ayuda de otros
colaboradores.
EL VALOR DE UNA BARRERA DE IDEAS
El soldado José Daniel González León se "llena de aire", se pone
eufórico, se eleva... como consecuencia de un acto propio y de sus
compañeros: detectaron y neutralizaron recalos de marihuana en la
costa. "Me siento más integral, mejor preparado en lo psicológico y
en lo revolucionario porque evitamos que los paquetes entraran a
hacerle daño a la gente", dice con toda sencillez.
Desde niño quiso ser guardafronteras y ahora, con 18 años y el
sueño cumplido, José Daniel es solo adicto al deber: "Estoy
comprometido con la Revolución. El trabajo de Cuba contra las drogas
es fuerte y justo". Cuando a la casa del joven llegaron las
noticias, hubo felicitaciones de los vecinos, del CDR... ; "Mi papá me
dijo que estaba orgulloso de mí".
La tarde de la visita de este equipo de trabajo, unos niños
paseaban por el litoral. "Aquellos dos —nos señaló un
guardafronteras— también encontraron un paquete y avisaron
enseguida".
Con solo 13 años de edad, Eduardo aprendió sobre el riesgo de los
recalos de drogas con un amiguito, hijo de un guardafronteras; un
día de agosto, mientras paseaba con Gaspar, de 14 años, tuvo la
oportunidad de colaborar. "Vi el paquete y fui a avisar; mi amigo se
quedó cuidando el lugar". El muchacho no se siente un héroe, sin
embargo, está seguro de haber hecho lo correcto, porque los niños
cubanos quieren crecer sin drogas.
UNA LUCHA EN LA TIERRA MÁS HERMOSA
Cinco siglos después, los cubanos suscribimos orgullosos la frase
que afirma que la nuestra es "la tierra más hermosa que ojos humanos
han visto". Pero queremos preservarla, también, como la más sana. En
ese empeño, el combate a las drogas es decisivo.
En la ciudad de Camagüey, el mayor Reinaldo Aguilera Rodríguez,
jefe de la Unidad Provincial de Operaciones Policiales, explica a
Granma que las Órdenes del MININT regulan el sistema multilineal
de enfrentamiento a las drogas y los detalles de la cadena de guarda
y custodia de lo incautado.
"A partir de la ocupación física, rumbo a la bóveda provincial de
custodia y hasta la incineración final, se conforma la Comisión
Ministerial Antidrogas integrada por órganos del MININT y de la
Fiscalía, como representante del Estado", añade el Mayor.
Todo el proceso incluye rigurosos exámenes de laboratorio,
pesajes, declaraciones, controles y traslado con plenas garantías de
seguridad, tanto hacia la unidad de aseguramiento como hasta el
punto de incineración. La bóveda no puede abrirse en ausencia de
algún miembro de la Comisión y sin plena autorización de la Jefatura
del MININT.
Finalmente, la Comisión certifica que los bultos para quemar se
correspondan plenamente con lo asentado en legajos y una caravana
con medios y fuerzas del MININT y policías de Tránsito, conduce a la
Comisión a un sitio adecuado para incinerar el producto, ante
testigos. Esta vez, el laminador de Las Tunas, cuyos hornos rebasan
los 1 000 grados Celsius, se encargó de desvanecer, en suelo cubano,
otra pesadilla del narcotráfico internacional.
El combate llena la geografía. En Nuevitas, el primer teniente
Yoany Borrell Sosa, especialista del Destacamento de Tropas
Guardafronteras Camagüey, hablaba de las misiones de una fuerza
encargada de custodiar, solo en el Norte, un tramo de 146 kilómetros
de litoral en los cuales se defiende de traficantes armados y
desalmados, en condiciones naturales difíciles, la soberanía
nacional y la tranquilidad de las familias.
Allá en Punta de Ganado, frente al mar, la conversación con el
capitán Rubislandy Pérez Rosabal terminó en el tema de sus cinco
hijos. "¿Qué yo quiero? Bueno, quisiera que las drogas no
existieran, pero existen. Ahora mi tarea es que mis hijos ni las
conozcan... mi lucha también es para eso". |