La provincia experimenta, además, un incremento en el número de
solicitudes de empleo como respuesta de los desvinculados
laboralmente a incorporarse al trabajo socialmente útil.
Tal comportamiento corrobora la esencia educativa de un proceso
que busca sensibilizar a quienes hasta ahora desarrollaban
actividades ilegales como medio de subsistencia, y a los que por
diversas razones no trabajaban.
En opinión de Miguel Noa Pacheco, subdirector de empleo de la
Dirección Provincial de Trabajo, antes de las medidas aplicadas el
promedio mensual de solicitantes superaba discretamente los 1 100,
en tanto ahora esa cifra ascendió a 5 300 personas, de las cuales 2
811 ya fueron ubicadas en diferentes labores.
De esa manera, Granma reafirma sus potencialidades como
territorio con pleno empleo, condición alcanzada desde hace algunos
años en virtud de una estrategia que ha procurado disponer de
ofertas variadas en importantes sectores, como es el caso de los
comprometidos con la alimentación popular y con otras esferas que
influyen en la elevación de la calidad de vida de sus habitantes.
En 1996 la tasa de desocupación de la provincia era de 12,6%, y
ahora está en 1,9%. Una pesquisa realizada por trabajadores sociales
un año atrás contabilizó 37 600 desvinculados del estudio y el
trabajo, número que descendió hasta 15 013 al cierre de octubre
(sobresalen en esa cifra amas de casa y madres con niños pequeños no
aptas para laborar en estos momentos).