El efecto de la
crisis económica en Estados Unidos golpea más fuerte al inmigrante
que al ciudadano común norteamericano, señala hoy Rakesh Kochhar,
director asociado para la investigación en el Pew Hispanic Center.
Los inmigrados están obligados a trabajar forzosamente en
sectores como la construcción y la industria manufacturera para
garantizar su sustento, expresó Kochhar al diario USA Today.
Expertos opinan que los trabajadores con menos conocimientos o
con menor nivel escolar son históricamente más vulnerables durante
la recesión.
La tasa de desempleo alcanzó el 6,5 por ciento en octubre pasado,
mientras este índice llegó al 8,8 por ciento entre hispanos, indicó
el Buró de Estadísticas Laborales.
Por otra parte, de acuerdo con analistas económicos, las remesas
enviadas hacia los países latinoamericanos decrecieron durante 2008.
En septiembre los inmigrantes mexicanos enviaron 673 millones de
dólares menos a sus familiares respecto a igual período del año
anterior, expresó Robert Meins, especialista en remesas del Banco
Interamericano de Desarrollo.
También, los ingresos en los negocios de propiedad hispana
decrecieron de 15 a 20 por ciento de julio a septiembre últimos,
comparado con igual trimestre del pasado año, refirió David
Lizárraga, presidente de la Cámara de Comercio Hispana en Estados
Unidos.
Economistas coinciden en afirmar que este país atraviesa la peor
crisis económica desde la Gran Depresión desde los años 30 del siglo
pasado.