Tuvo
su estreno el pasado septiembre en San Sebastián, España, pero su
autora espera con mucha más ansiedad el encuentro con los
espectadores cubanos durante el próximo 30 Festival del Nuevo Cine
Latinoamericano.
Titón: de La Habana a Guantanamera se ha convertido en una de
las criaturas más queridas por Mirtha Ibarra, quien con esta obra
documental da el salto de la actuación a la realización fílmica.
Programada para exhibirse en una presentación especial a las 8:30
p.m. en la sala Chaplin el día 11 de diciembre, justo cuando Tomás
Gutiérrez Alea (Titón) hubiera cumplido 80 años de edad, la película
registra la impronta creadora de uno de los fundadores de la nueva
cinematografía cubana.
Como se sabe, Mirtha fue musa y compañera de Titón a lo largo de
los últimos 20 años de la vida del director de la paradigmática
Memorias del subdesarrollo. Gutiérrez Alea presentó a Mirta en
Hasta cierto punto (1983) y la hizo encarnar uno de sus
mejores papeles en Fresa y chocolate (1994). Luego de la
desaparición física del cineasta en 1996 le ha rendido culto a su
legados.
"Mi deseo es que cualquiera que vea el documental se plantee
quién era este hombre y sienta la necesidad de conocer mejor su
trabajo", dijo Mirtha antes de explicar cómo su realización exigió
una intensa investigación y búsqueda de testimonios artísticos y
familiares.
La película recorre la biografía de Titón desde su nacimiento en
La Habana en 1928 hasta su última obra, Guantanamera. Pero es
mucho más que una hoja de vida, en tanto se adentra en el compromiso
del realizador con la cultura y las ideas de su tiempo.