. — Méritos propios como
médico internacionalista cubana y el legado revolucionario de su
padre, convirtieron hoy la visita de Aleida Guevara a Egipto en
ocasión especial para avivar la solidaridad con Cuba y la confianza
en el futuro.
La hija del comandante Ernesto Che Guevara, quien cumple su
cuarto día de estancia en esta nación norafricana, recibió aquí la
medalla de la Asociación de Amistad Egipto-América Latina, una de
las dos instancias solidarias que gestionaron su viaje a El Cairo.
Fathy Youssef, vicepresidente de esa agrupación amistosa, le
entregó la distinción como muestra de que el espíritu de lucha por
la libertad del Che sigue prendiendo en la memoria de todo el mundo.
Youssef reconoció al guerrillero argentino-cubano como hombre de
acción, observador de la situación del Tercer Mundo, preocupado por
el entonces naciente Movimiento de Países No Alineados y decidido a
renunciar a cargos para ir luchar junto a los pueblos de América.
Un catedrático egipcio rememoró el sentimiento que el ejemplo del
Che impregnó en las generaciones de los años 60 del pasado siglo, el
cual recrearon incluso poetas de todo el mundo árabe admirados por
quien calificó como el mayor luchador del mundo de ese momento.
Tener a la hija del Che aquí nos alegra muchísimo, nos da la
sensación de que todavía sigue viva una añoranza, una esperanza, la
ilusión de que podemos soñar un mundo nuevo, podemos soñar un mundo
que puede cambiar, afirmó el orador en fluido español.
El embajador de Venezuela en Egipto y decano del cuerpo
diplomático latinoamericano, Victor Carazo, prefirió ver a Guevara
como la doctora luchadora por su pueblo, más que hacer un vínculo
con la gran persona y el gran ícono mundial que ha sido el Che.
Ser médico es para ella no sólo seguir las huellas de su padre,
sino las del pueblo cubano, afirmó Carazo al encomiar la disposición
de Guevara a aplicar los conocimientos adquiridos en la isla en
labores internacionalistas en Nicaragua, Angola y Ecuador.
Rodeada de embajadores latinoamericanos, ex diplomáticos egipcios
y periodistas, la hija mayor viva del Che agradeció el tributo como
una mujer del pueblo cubano, que dijo- ha sido solidaria y salva
vidas gracias al amor inculcado por la Revolución de su país.
Señaló que los cubanos prestan los servicios necesarios a otras
naciones, pero reciben mucho a cambio y regresan de esos lugares
mejores seres humanos y mejores profesionales, además de fomentar
paz, ternura, solidaridad y respeto entre pueblos y culturas.
Antes de revelar dotes de cantante con la interpretación del
poema Cultivo una rosa blanca, del héroe nacional cubano, José
Martí, Guevara compartió vivencias personales y familiares, y
reconoció el lugar de primogénita de su hermana Hilda, fallecida
hace 11 años.
Soy la hija mayor de Aleida, pero no del Che. No quiero que me
sustituyan, ella (Hilda) es mi hermana mayor, destacó muy orgullosa
por ser el fruto del amor de un hombre y una mujer muy especiales.