La preservación de unas 80 locomotoras de vapor destaca entre las
acciones a favor del patrimonio azucarero en marcha en las
provincias de ese sector en Cuba, incluida Pinar del Río, pese a ser
una de las más pequeñas en zafra.
De esas máquinas del siglo XIX, catalogadas Monumento Nacional
por ser un parque casi sin igual en el mundo, en el caso pinareño
podrán apreciarse dos, una en el coloso productor del crudo 30 de
Noviembre y la otra en la Empresa Agropecuaria Pablo de la Torriente
Brau.
Existen a escala nacional cinco museos pertenecientes al
Ministerio del Azúcar (MINAZ), en tanto gana espacio en los 61
centrales y otras unidades, el fomento de salas de historia y la
exhibición de útiles y piezas en áreas habilitadas en los patios,
iniciativa bien acogida en Vueltabajo.
Simultáneamente, en consecuencia con los propósitos nacionales,
expertos en la historia provincial avanzan en la confección del
archivo documental de las entidades, tarea con logros en Harlem,
central del norteño municipio de Bahía Honda, dotado de textos de su
devenir, como estudios de las danzas afrocubanas típicas de la zona.
Por su antigüedad y variación en el objeto social atrae en la
propia demarcación la empresa Pablo de la Torriente Brau, ingenio de
1823, el cual luego del reordenamiento concluido en el sector en el
país, produce otros renglones agropecuarios, a fin de aumentar la
oferta de viandas, hortalizas, frutas y granos a la población local.
Aún demolido, el cúmulo de bienes conservables abarca elementos
de distintos intereses desde calderas a obras artísticas vinculadas
a este sector, capaz de combinar un patrimonio documental y
material, clave del sentimiento de identidad de los azucareros.