.— Movimientos sociales
consideraron hoy a los agrocombustibles un obstáculo a la
construcción de la soberanía alimentaria y energética.
Las organizaciones concluyeron este miércoles aquí un seminario
internacional iniciado el lunes último.
A la reunión asistieron representantes de Brasil, Argentina,
Colombia, Costa Rica, Bolivia, El Salvador, México, Ecuador,
Paraguay, Tailandia, Holanda, Suecia, Alemania y Estados Unidos
En un documento final aseguraron discordar radicalmente del
modelo y la estrategia de promoción de los agrocombustibles.
Consideraron que estos representan un obstáculo a la necesidad de
cambio estructural en los sistemas de producción y consumo, de
agricultura y de matriz energética, que responda efectivamente a los
desafíos del cambio climático.
El seminario opinó que el modelo de agricultura industrial, donde
se insertan los agrocombustibles, es intrínsecamente insustentable.
Explican que sólo se viabiliza a través de la expansión de
monocultivos, de la concentración de tierras, del uso intensivo de
agroquímicos y de la superexplotación de bienes naturales comunes
como la biodiversidad, el agua y el suelo.
Según el texto, los agrocombustibles representan una grave
amenaza a la producción de alimentos con independencia de que sean
comestibles o no los cultivos utilizados para producir energía, pues
se trata de una competencia por tierras agrícolas y por agua.
Indica además que al expandir la frontera agrícola, la producción
en escala industrial de agrocombustibles se suma a la expansión del
conjunto del agronegocio, cuyos impactos dinámicos y efectos
acumulativos son el principal vector de deforestación y destrucción
de ecosistemas.
El seminario cuestionó la difusión internacional de ese modelo,
que a su juicio reproducirá los impactos y problemas del sector en
África, América Latina y el Caribe.
También se opuso a la estrategia de expansión de los
agrocombustibles a través del mercado global y a las metas de
sustitución de combustibles en Estados Unidos y la Unión Europea que
ampliarán la demanda por tierras para producir más etanol en países
del Sur.
Consideró que la soberanía energética no puede ser alcanzada en
detrimento de la alimentaria y que ésta es el derecho de los pueblos
a planear, producir y controlar los alimentos en sus territorios
para atender sus necesidades.