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Concluye seminario internacional contra agrocombustibles

SAO PAULO, 19 de noviembre (PL).— Movimientos sociales consideraron hoy a los agrocombustibles un obstáculo a la construcción de la soberanía alimentaria y energética.

Las organizaciones concluyeron este miércoles aquí un seminario internacional iniciado el lunes último.

A la reunión asistieron representantes de Brasil, Argentina, Colombia, Costa Rica, Bolivia, El Salvador, México, Ecuador, Paraguay, Tailandia, Holanda, Suecia, Alemania y Estados Unidos

En un documento final aseguraron discordar radicalmente del modelo y la estrategia de promoción de los agrocombustibles.

Consideraron que estos representan un obstáculo a la necesidad de cambio estructural en los sistemas de producción y consumo, de agricultura y de matriz energética, que responda efectivamente a los desafíos del cambio climático.

El seminario opinó que el modelo de agricultura industrial, donde se insertan los agrocombustibles, es intrínsecamente insustentable.

Explican que sólo se viabiliza a través de la expansión de monocultivos, de la concentración de tierras, del uso intensivo de agroquímicos y de la superexplotación de bienes naturales comunes como la biodiversidad, el agua y el suelo.

Según el texto, los agrocombustibles representan una grave amenaza a la producción de alimentos con independencia de que sean comestibles o no los cultivos utilizados para producir energía, pues se trata de una competencia por tierras agrícolas y por agua.

Indica además que al expandir la frontera agrícola, la producción en escala industrial de agrocombustibles se suma a la expansión del conjunto del agronegocio, cuyos impactos dinámicos y efectos acumulativos son el principal vector de deforestación y destrucción de ecosistemas.

El seminario cuestionó la difusión internacional de ese modelo, que a su juicio reproducirá los impactos y problemas del sector en África, América Latina y el Caribe.

También se opuso a la estrategia de expansión de los agrocombustibles a través del mercado global y a las metas de sustitución de combustibles en Estados Unidos y la Unión Europea que ampliarán la demanda por tierras para producir más etanol en países del Sur.

Consideró que la soberanía energética no puede ser alcanzada en detrimento de la alimentaria y que ésta es el derecho de los pueblos a planear, producir y controlar los alimentos en sus territorios para atender sus necesidades.

 

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