Ahora piensa más en la lucidez de sus criterios que en cómo
lucirá en el estrado. No llevará toga, sin embargo, el verde de su
uniforme le impone una disciplina que habrá de conservar con el
estricto cumplimiento que en sus jornadas de cadete llega a ser tan
normal que apenas percibe.
Como ella, los futuros fiscales y jueces crecen en la Escuela
Militar Superior Comandante Arides Estévez Sánchez, una de las
universidades de las FAR. En sus aulas e instalaciones repasan
libros, legislaciones... aprenden la mejor de las estrategias: la
justicia precisa conocimiento. Y sin diseñar meticulosamente sus
tácticas, estudian el Derecho, practican deportes, desarrollan su
ideología y empuñan el fusil.
Hoy la legalidad se les presenta en teoría: mañana será práctica
constante. Por eso en la universidad militar se perfecciona una
enseñanza que durante 45 años ha procurado formar juristas de
probada profesionalidad.
¿Cómo hacer el bien?
La contesta a esta interrogante podría parecer muy sencilla para
una estudiante de 5to año, a punto de presentarse como fiscal
militar; pero tratándose de la cadete Alegnis Reyes Sifontes la
respuesta adquiere un aire catedrático.
"Durante la carrera nos resulta muy útil la asignatura de Derecho
Procesal Penal, pues en ella nos enseñan cómo ejercer la acción
penal. Esa materia es la base de nuestro aprendizaje porque vemos
las funciones del fiscal militar y es ahí, precisamente, donde nos
desempeñaremos".
El fiscal debe investigar, hacer un informe oral conclusivo y
proponer una sanción teniendo en cuenta los hechos probados. Luego
el tribunal decide la sanción, a partir de lo establecido en la
legislación cubana, aclara Alegnis.
Hay que estudiar mucho, incluso, hasta la posición de las
víctimas, ya que analizamos el proceso desde todos los puntos de
vista. La escuela, continúa la cadete, enseña cómo hacerlo y nos
prepara intensamente, pues el fiscal representa al Estado y nos
debemos a una ética.
Mientras llega la oportunidad de ejercer, los alumnos se
adiestran en órganos de la Fiscalía y los Tribunales. Esa
experiencia acelera su formación, pero aun en tales circunstancias
se extreman las precauciones. El juez tiene una alta
responsabilidad, y aunque las decisiones son colegiadas, él lleva en
sí un gran peso. Por eso, aclara la teniente coronel Yamila Reina
López, profesora de Derecho Penal, una vez graduados, los jueces no
irán a los tribunales; primero deberán laborar algún tiempo como
fiscales.
Más allá del enfrentamiento al delito, los futuros juristas
militares deben mirar hacia la prevención, hacia la educación
jurídica. Nuevamente se impone el conocimiento, en tanto controlar
la legalidad, implica conocerla.
Una justa decisión exige de estos futuros oficiales elevada
dedicación. Y a pesar de que el ejemplo y el respeto les allanan el
camino, no quedan libres de tropiezos.
La libertad de una persona es su vida, aun cuando creamos en la
justeza de la medida, sabemos que ocasionamos disgusto en sus
familiares. Pero el profesional debe garantizar el buen
desenvolvimiento de las instituciones armadas y de la sociedad que
algunos delitos ponen en riesgo, comenta la teniente coronel Yamila.
"Si uno investiga bien, está convencido de la gravedad del hecho, no
debe surgir duda, debe imponerse la ley".
Cuando los cadetes de la Escuela Militar Superior Comandante
Arides Estévez Sánchez puedan vivir ese momento decisivo, serán
también juzgados por los profesores que hoy les enseñan la mejor
manera de ejercer su profesión.