Alturas de Maraca

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

Foto:TOM EHRLICHOrlando Valle, Maraca, posee el don de la ubicuidad musical. De la salsa al jazz y del jazz a los sonidos tradicionales de su tierra, este flautista, compositor y director de banda ha apuntalado su ya conquistada jerarquía en esos ámbitos a lo largo de un itinerario que en los últimos meses lo ha llevado a plazas de Francia, Finlandia, Lituania, Alemania y Estados Unidos.

En este último país la mayor confirmación provino de su participación en el reconocido festival de Monterey (localidad a unos 250 kilómetros al sur de San Francisco, no confundir con la mexicana Monterrey), donde integró una formación estelar, integrada por Giovanni Hidalgo en las tumbadoras (quien, por cierto, rindió homenaje al mítico Tata Güines), Horacio Hernández en la batería, John Benítez en el bajo, los saxofonistas David Sánchez y Miguel Zenón, el pianista Ed Simon y el tecladista Murray Low, que en varios momentos estuvo acompañada por la Orquesta de Cámara de Monterey.

Al crítico Forrest Dylan Bryant le llamó poderosamente la atención la conjunción de Sánchez y Maraca en la pieza Serenata, y remarcó cómo el discurso solista de este "tocó el corazón con una suave y fugaz caricia, como el de las alas de una mariposa o el suspiro de un amante".

Por esos días la página de espectáculos del semanario LA Weekly recordaba que nuestro músico era líder de una banda que en su más reciente producción discográfica Lo que quiero es fiesta (sello Ahí na’má) anticipaba "un explosivo resultado". La nota refería cómo Maraca "mezclaba influencias contemporáneas con la profunda tradición cubana que él domina a través de la guajira, la descarga, la timba, el son y la rumba, todo ello con deslumbrante habilidad y arreglos exquisitamente facturados".

Otro hito significativo quedó marcado a su paso por Boulder, Colorado. Según cuenta Arturo Márquez, director musical de la radioemisora KUVO, de Denver, Maraca mantuvo en vilo al auditorio por más de dos horas. El público lo conminó a extenderse luego otros 15 minutos. "Yo había estado —confesó Márquez— en muchos conciertos en el Boulder Theatre, pero nunca vi tanta gente".

Poco después, en Alaska, el público descubriría sus virtudes y manifestó el deseo de poder ver, más temprano que tarde, a la totalidad de la banda del músico cubano.

Con estos truenos los aficionados cubanos pueden hacerse una idea de lo que va a pasar el próximo 29 de noviembre en el teatro Amadeo Roldán. Allí estará Maraca con su orquesta, entre el jazz y la salsa, la salsa y la música tradicional.

 

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