Faenas de petroleros

Ventura de Jesús

Midiendo con su mirada el arbolito del pozo, Orlando Cabrera sigue atentamente el ir y venir del milagroso componente. Quién sabe por cuánta ocasión vuelve a maravillarse de ver cómo el petróleo asciende a la superficie desde las entrañas de la tierra.

Con 40 años en la actividad petrolera, Orlando Cabrera aún se maravilla al ver brotar el petróleo de la tierra.

"Yo soy fundador, ya estaba aquí cuando empezó a perforarse el primer pozo, allá por 1968", dice y se nota el orgullo.

En medio de una soledad que mete miedo, el destacado trabajador vela por los detalles más ínfimos de la unidad de bombeo, no pocas veces durante la noche y bajo las inclemencias del tiempo. Medita detalladamente todos los pormenores, previendo cualquier contingencia. Conoce hasta por el sonido si algo no anda bien.

La brisa que bate desde el litoral cardenense redime en algo el olor perturbador que exhala el combustible fósil. A pesar del ingrato tufillo del gas sulfhídrico, no desvía la atención del traqueteo machacón de los diversos componentes del pozo. A todas luces, no es fácil la faena del petrolero. Orlando Cabrera García, sin embargo, ha dedicado algo más de 40 años a esta actividad.

Los centros colectores son como reguladores del medio ambiente, asegura Roberto Estiú.

"Hoy las condiciones son mucho mejores que al principio, pero este trabajo es bien duro, implica sacrificio y dedicación. Yo no estoy tranquilo ni cuando salgo en la decena de descanso".

Cabrera conoce a la Empresa de cabo a rabo. Ha visto correr ante sus ojos una buena parte de los más de 25 millones de toneladas del hidrocarburo que han arrancado del yacimiento de Varadero desde que se inició su explotación. Su nombre, como el de muchos hombres y mujeres, va unido a la epopeya petrolera en esta región del país.

La introducción de nuevas tecnologías propicia un mayor control en la explotación de los pozos.

"No tengo pozo preferido, pero debo querer a los que más problemas dan", admite mientras busca con una mirada circular otras unidades de bombeo cercanas.

De millón en millón

Hablar cada año del arribo al millón pudiera parecer fastidioso. La reiteración del suceso llega a anular la buena noticia. Pero lo cierto es que el empeño resulta cada vez más difícil, y entraña un esfuerzo constante en el aprovechamiento de los pozos.

David Winograd Lay, director de operaciones, apunta que el lógico proceso de decrecimiento hay que compensarlo con nuevos pozos. Él prefiere hablar de los hombres que hacen posible la hazaña.

"La respuesta ante el huracán Ike es un buen ejemplo. Hubo que desmantelar todos los motores de los pozos enclavados en zonas bajas, al igual que las baterías y tanques de 70 metros cúbicos. Todo se hizo en tiempo récord. Estuvimos 72 horas fuera y luego, en menos de 16 horas, ya teníamos todas las instalaciones listas.

"El esfuerzo de los trabajadores y de los dirigentes se ha reforzado para extraerle lo último al pozo, aprovecharlo hasta el límite."

¿Otras razones que justifiquen el millón de toneladas?

"El coeficiente de explotación al 97,5%, algo muy difícil en un yacimiento como el nuestro; la introducción de nuevas tecnologías, más confiables; mayor control de la explotación de los pozos por parte de los técnicos, y menos irregularidades en la entrega de electricidad a las instalaciones, lo que este año evitó la pérdida de unas 7 000 toneladas.

"También influye el mejoramiento del parque de reparación a pozos, el cual acortó considerablemente el tiempo de rehabilitación, y las mejoras cualitativas en la atención a los trabajadores, que va mucho más allá de un salario promedio por encima de los 700 pesos.

"Es bueno explicar que la fluctuación laboral de la Empresa está por debajo del 2%, aun cuando nos bordea el polo turístico de Varadero."

—¿Qué anda mal, en qué otra dirección pudieran avanzar más?

"Siempre hay insatisfacciones, creo que en el campo de la eficiencia hay otras oportunidades, sobre todo en lo concerniente a los portadores energéticos. Hay muchas cosas en contra de la producción de petróleo: la lluvia, las afectaciones eléctricas, los vientos, los ciclones¼ Por eso la consagración es decisiva."

Todas las miradas a la eficiencia

El rendimiento de tres nuevos pozos este año constituye un acontecimiento esperanzador. El flamante trío entrega diariamente un volumen considerable de crudo.

"Es muy difícil establecer cálculos y límites precisos cuando se trabaja con la naturaleza. Hasta un poco de suerte siempre hace falta", manifiesta Eduardo Pérez Mateu, director técnico.

"Ya no se encuentran pozos a menos de 2 000 metros, hay que ir mucho más lejos en busca de otras estructuras. Debemos perforar en tierra e ir mar adentro. Así es en el sector oeste de nuestro yacimiento.

"La perforación de un pozo cuesta millones de cuc, es un servicio muy especializado."

Reguladores del medio ambiente

Roberto Estiú Peña, al frente del Centro Colector no. 4, está contento de ver la unidad como nunca. "Todos los trabajadores, nos dimos a la tarea de ponerlo bien bonito. Limpiar la corrosión no es nada fácil, lleva días de labor. Hay que dar raspado y cepillo a toda la instalación".

Comenta Estiú que los centros colectores son como reguladores del medio ambiente. "Al principio no existían, los pozos descargaban petróleo directo a un tanque y después se iba a cargar con rastra. La contaminación ambiental era lamentable, el gas iba directo a la atmósfera".

El colectivo de este centro colector aspira a integrar el selecto grupo de los que ostentan el reconocimiento ambiental nacional que otorga y renueva el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Un aporte esencial en ese empeño corre de la mano de Orlando Cabrera, quien además de velar bien por los pozos da una mano en el embellecimiento del centro.

"Yo soy largo en todos los trabajos", dice sonriendo y avivado al parecer por el mismo entusiasmo de aquellos primeros días cuando empezaba a forjarse la epopeya petrolera del Centro.

 

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