El
14 de noviembre de 1958, después de cinco días de asedio,
combatientes del Ejército Rebelde, al mando de los comandantes
Efigenio Ameijeiras y Félix Pena, toman el cuartel de Imías, una de
las plazas rurales mejor defendidas por el tirano Fulgencio Batista.
Cerca de 180 efectivos fuertemente armados, con el apoyo de la
aviación y la marina de guerra, se mostraron impotentes ante el
arrojo, la alta moral combativa de los rebeldes, y, en especial,
ante los estragos del cañón Don Paco.
Esa mortífera arma, fabricada en la armería de la Compañía D, de
la Columna 18 del Segundo Frente Oriental Frank País, con su fuego
provocó la estampida de los casquitos que intentaron romper el cerco
rebelde para embarcarse en una fragata, situada a unos dos
kilómetros del sitio donde se desarrollaban los hechos.
En el breve pero sangriento combate el enemigo sufrió 27 muertos,
33 heridos y 60 prisioneros. Como botín de guerra le fueron
capturados 106 fusiles, cinco ametralladoras de trípode 30,06, un
mortero, una bazuca, tres cajas de granadas de mano y un equipo de
radio, entre otros pertrechos militares, los que sirvieron a las
fuerzas rebeldes durante la ofensiva que culminó con la victoria del
primero de enero de 1959.
Por la parte rebelde, no obstante llegarse a pelear cuerpo a
cuerpo por momentos, solo se lamentaron tres heridos, uno de ellos
de gravedad.
En los anales de la historia el asedio y toma del cuartel de
Imías (Operación Ciro Frías, en homenaje al capitán rebelde caído en
combate en esa propia localidad guantanamera) se inscribe como una
de las victorias más sonadas y fulminantes del Segundo Frente
Oriental Frank País.