Nació
en Berlín en diciembre de 1999. El G-20 fue la alternativa entonces
para un foro informal en el cual se debería promover el diálogo
entre los países ricos y los llamados emergentes sobre asuntos como
el crecimiento económico y la estabilidad del sistema monetario.
Algo así como un mecanismo para prevenir y controlar los "sustos",
surgido como una respuesta a las crisis financieras producidas en la
década del noventa en varias regiones del globo.
Por eso, ante la actual crisis desatada en Estados Unidos, cuyos
tentáculos se han extendido por el resto del mundo, se ha convocado
una reunión urgente del grupo. Los continuos vaivenes de las bolsas,
las progresivas intervenciones de los gobiernos con millones y
millones de dólares para rescatar bancos, y los números rojos que
apuntan al colimador de una recesión que se estima será larga y
duradera, son los elementos que servirán la mesa en Washington
mañana.
El escenario propuesto, por tanto, permitirá un ejercicio de
catarsis. Las cifras no mienten: el empleo, por ejemplo, se ha
convertido en un mal agobiante. En territorio estadounidense se han
perdido en lo que va del 2008 casi 1,2 millones de puestos de
trabajo y el índice de desempleo llegó en octubre al 6,5%, el mayor
desde marzo de 1994. Igual tendencia se repite en Europa.
"La gente tiene miedo a perder su trabajo, la gente tiene miedo a
gastar un euro", explica Juan Manuel Morales, empresario español. El
razonamiento resume todo el panorama de incertidumbre actual, en el
cual, además, el Fondo Monetario Internacional ha reducido al 2,2%
su previsión de crecimiento mundial para el 2009 y predijo la
primera contracción anual de los países ricos (-0,3%) desde la
Segunda Guerra Mundial. En EE.UU. se crispará un 0,7% y en la zona
euro un 0,5%.
Las naciones emergentes han propuesto en Sao Paulo, Brasil, que
en la "nueva arquitectura financiera" se incluya una reforma del FMI
y de otros organismos económicos multilaterales, así como una
ampliación del G7 para dar más voz a los países en desarrollo que
tienen peso en la economía mundial.
Al mismo tiempo, la UE llega con su pliego de demandas: son
partidarios de un sistema monetario internacional basado en la
responsabilidad y la transparencia, con más regulación y control.
Pero los analistas son escépticos. La reunión del G-20 no dará
soluciones, insisten. Es más, se anticipa que se quedarán cortos por
la falta de sustancia que se pronostica de sus acuerdos y por la
ausencia del presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama,
quien decidió enviar a observadores a la cita, señalan. Hay incluso
expertos que opinan una restricción del encuentro a una mera
declaración política que podría incluir entre otros tópicos el
respaldo a un paquete global de estímulos fiscales.
El presidente George W. Bush lanzó el S.O.S. cuando el barco se
está undiendo, aunque acaba de afirmar que la debacle iniciada en su
país no es un fracaso del libre mercado. "La respuesta no es tratar
de reinventar el sistema", dijo ayer en un discurso en Nueva York,
en el cual hizo también un alegato de defensa del capitalismo. "El
capitalismo no es perfecto. Puede ser sujeto de excesos y abusos.
Pero es de lejos la manera más eficiente y justa de estructurar la
economía".
Por ahí anda lo que se espera del encuentro: quizás propondrán
enterrar definitivamente el esquema financiero nacido en Bretton
Woods, en 1944, y los países industrializados en particular
formularán sobretodo un compromiso para salvar el sistema. Se dirá
que tiene fallas, pero que es cuestión de hacerle ajustes como dijo
un analista económico.
Mientras, en el espíritu del plenario rondará, entre los
asistentes llegados a Washington, el aquello de que "esta crisis es
mundial, pero no la empezamos nosotros", en tanto, la gente en las
calles de la gran potencia protestarán por la forma en que el
imperio ha "vendido" sus paquetes chatarra al resto del mundo.
Está integrado por los países del G7: EE.UU., Japón, el Reino
Unido, Francia, Alemania, Canadá e Italia, y la UE como bloque,
y los emergentes: Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil,
China, Corea del Sur, la India, Indonesia, México, Rusia,
Turquía, Sudáfrica, además de España, que tendrá un puesto
cedido por la presidencia francesa de la UE. Los países del G-20
representan cerca del 90% del Producto Interno Bruto Mundial
(PIB), el 80% del comercio internacional y dos tercios de la
población del planeta. La presidencia es rotativa y este año la
tiene Brasil, que la pasará al Reino Unido a partir del 2009. |