No se limita solo a un recorrido que abarca paisajes idílicos,
ríos caudalosos, la naturaleza en todo su esplendor, imágenes en las
que se atrapa la voluptuosidad y brillantez de una vegetación
exuberante. Otras hay en las que las arenas del desierto han sido
dibujadas por el viento. Restos de construcciones milenarias,
palacios y templos antiquísimos, la mítica Muralla China, se
presentan en contraste con ciudades deslumbrantes, de edificios con
las más avanzadas tecnologías que evidencian el desarrollo alcanzado
por el país asiático.
No puede faltar uno de los acontecimientos más sobresalientes de
los últimos años y muy cercanos en la memoria de todos: los Juegos
Olímpicos del 2008. Fotos del conocido Nido de Pájaro o el Cubo de
Agua, en las que se une a la magnificencia de las construcciones el
tratamiento de la luz y la selección de los ángulos. Jóvenes
deportistas tomados en pleno movimiento, o en aparente estatismo,
forman parte de esta selección.
Más allá de esta fiesta visual y del acercamiento a una cultura
que necesitamos conocer, la presencia en Cuba de un grupo de diez
fotógrafos que acompaña la muestra asegurará la captación de
imágenes de la Cuba actual, las cuales el año próximo serán
exhibidas en Beijing.
En días pasados sostuvieron un encuentro con sus colegas cubanos
Roberto Salas, Julio Larramendi y Liborio Noval, y se habló de la
posibilidad de realizar proyectos conjuntos. Las impresiones
fotográficas de los maestros chinos quedarán en nuestro país en
carácter de donación y a partir también del próximo año, como
expresión de la voluntad de los artistas chinos, estas fotos podrán
ser apreciadas en espacios expositivos a lo largo de nuestro
archipiélago.