Pero hoy conversa con Granma sobre insuficiencias y
empeños. Tampoco cede en su ánimo porque sabe que el VII Congreso de
los CDR será una oportunidad para hacer un alto en su tropa y
lanzarse con renovados esfuerzos.
-¿Principal preocupación?
No sé si será la principal, pero existe una preocupación muy
urgente y es la política de cuadros. No tenemos una selección idónea
a partir de los dirigentes de base. Además de las cualidades que
debe poseer un cuadro, tiene que tener vocación: nosotros no los
hemos enamorado, no los hemos comprometido.
¿La causa? Falta mayor vínculo con la base. Todavía nos roba
tiempo el reunionismo, y es que los CDR están "como el arroz
blanco": en todo. Nos citan mucho, nos piden muchas tareas y eso, a
mi entender, dificulta el trabajo en la base, sobre todo, el de los
cuadros municipales. Pero también es porque falta conciencia.
Si revisas un plan de trabajo notas ausencia de intencionalidad.
Es cierto que esta tarea es voluntaria y que los dirigentes de los
135 000 CDR son abnegados, pero el CDR siempre se parece al
dirigente, donde no funcione bien tenemos que revisar.
-¿Y la guardia?
Con la guardia nosotros no descansamos. Y la constancia fluctúa
atendiendo a etapas y zonas. Los análisis de estadísticas,
recorridos e, incluso, la opinión de historiadores de la
organización así lo confirman. Hablan de momentos en los que se
refuerza y de otros en que decae. Por ejemplo, cuando la proclama de
Fidel, el 31 de julio del 2 006, se elevó la combatividad. Ante las
posibles agresiones del Imperio, la población adquiere conciencia y
refuerza la vigilancia. Recientemente, cuando la reflexión de Los
juicios y las virtudes, sucedió parecido, aumentó la
combatividad. Cuando la gente tiene conciencia, cuando se avista el
peligro, reacciona. Existen excelentes zonas, y también tenemos
malos ejemplos. A veces no es que no quieran hacer la guardia, si no
que el propio CDR no la organiza, no la controla.
-Cuando se habla de CDR, muchos piensan también en donaciones de
sangre¼
Hace 5 años, uno de los debates del VI Congreso fue,
precisamente, las donaciones, pues muchas eran familiares (se le
solicitaba al familiar del ingresado). En este momento, excepto en
Ciudad de La Habana, no se solicita ya. ¿Qué pasa en la capital? Que
recibe pacientes de todo el país¼ que
radican los principales centros y que, por tanto, posee mayor
demanda. Podemos revertir esa situación, la responsabilidad es tan
nuestra como de Salud Pública.
Hoy la deuda mayor es el reconocimiento a los donantes.
Particularmente creo que tenemos más donantes de la cuenta. Lo ideal
sería lograr donantes sistemáticos y no esporádicos. Así, la misma
persona donaría dos o tres veces al año y podríamos, incluso,
particularizar aún más su estímulo moral. Este año entregamos más de
450 000 donaciones, pero podríamos organizar mucho mejor ese
proceso.
-¿Qué está pasando con la materia prima?
La materia prima tuvimos hasta que quitarla de los parámetros de
la emulación. Y no es que la gente no la quiera recoger, o no la
tenga, es que ha habido dificultades con la recogida. Se llegaron a
poner multas por tenerla acumulada y ser foco de mosquitos. A mi
modo de ver, en estos momentos esta tarea depende más de los
recursos de la Empresa de Materias Primas, que de nosotros.
-¿El relevo de la organización?
La organización cederista debe resultarle más agradable a los
jóvenes, debe motivarlos. Hoy el 22% de nuestros cuadros es joven,
pero hace 10 años teníamos un 30%. Hay que estimularlos, darles
oportunidades, pues esa disminución incide también en los delegados
del Poder Popular. Si un joven no se destaca en el comité es más
escasa su posibilidad de ser reconocido y promovido para estar al
frente de la circunscripción. Algunos dirigentes llevan años en el
cargo y con su experiencia pueden contribuir a oxigenar los CDR y
darles paso a las nuevas generaciones.
-¿Una buena nueva para terminar?
Podría referirme a algunos resultados, pero los dejaré para el
Congreso. Hoy lo que más me satisface es el compromiso de los
cederistas para trabajar, y más que esas palabras, la disminución de
delitos en el barrio durante los últimos siete años. Hay mayor
enfrentamiento y más tranquilidad ciudadana. No hay en cada cuadra
un policía, pero sí hay un comité, y con nuestro batallar diario
podemos vencer.