Un portavoz del Ministerio del Interior de Iraq señaló que comenzaron los arreglos para la transferencia a las autoridades capitalinas de la responsabilidad en materia de seguridad, con lo cual 14 de las 18 provincias del país estarán en esa situación.

La medida implica un despliegue significativo de agentes policiales y militares en Bagdad, donde otros reportes oficiales indicaron que un civil murió y cuatro más resultaron heridos como consecuencia de la cuarta explosión de bombas en la metrópoli este jueves.

Antes de ese atentado cerca del santuario Imán Abdul Qader al-Kilani, en el centro de la urbe, otras dos deflagraciones simultáneas en la misma zona dejaron un saldo de un civil y un combatiente sunnita muertos y cinco heridos, incluidos tres irregulares.

Según fuerzas de seguridad, los ataques fueron contra miembros de los Consejos Sahwa o Despertar, integrados por sunnitas que combaten bajo órdenes de Estados Unidos contra grupos de la resistencia.

Esos grupos surgieron en la provincia de Al-Anbar y progresivamente se extendieron a Diyala, Nínive y Salah al-Din, liderados por jefes tribales, pero actualmente el gobierno iraquí busca reubicarlos tras asumir el pago salarial que les hacía el ejército estadounidense.

Daños a numerosos vehículos, comercios y viviendas aledañas también se produjeron en Ciudad Sadr, en el este capitalino, cuando desconocidos activaron una bomba y provocaron lesiones a seis civiles, en el que fue el primer sabotaje de la jornada.

La violencia, que también causó en las últimas horas un muerto y tres heridos en la norteña ciudad de Mosul, ha costado la vida en Iraq a 292 reporteros desde el inicio de la invasión norteamericana, en marzo de 2003, según informó hoy el Sindicato de Periodistas.