Sin
el Programa Integral de Salud, la población del mundo sería otra.
Más de dos millones de vidas humanas han sido salvadas por personal
médico cubano en diversas naciones subdesarrolladas en los últimos
diez años, gracias a la esencia solidaria desarrollada por la
Revolución.
José Ramón Balaguer Cabrera, miembro del Buró Político y ministro
de Salud Pública, señaló en el encuentro por el aniversario 45 de la
cooperación médica cubana, que, para salvar vidas, tiene más fuerza
la capacidad de hacer sentir al enfermo como un ser humano, que el
conocimiento médico o científico vacío. Bajo ese principio se forman
actualmente en Cuba unos 24 000 médicos de otros países que ganan al
regresar el cariño y el reconocimiento de sus comunidades de origen.
Balaguer Cabrera destacó que la base de nuestro sistema de salud
es la atención primaria, cuyas raíces se ubican en las ideas de
La Historia me absolverá y que tuvo en los médicos guerrilleros
de la Sierra Maestra a sus primeros protagonistas.
Un millar de delegados —personal médico internacionalista,
estudiantes y egresados de la Escuela Latinoamericana de Medicina, y
periodistas con experiencia en la cobertura de esas misiones—
concordó en destacar la valía de una práctica que, hasta agosto de
este año, había llevado a más de 185 000 especialistas y técnicos de
batas blancas de la Isla a 103 naciones del Tercer Mundo.
La condición de inspirador principal de estas acciones quedó
sintetizada en un reconocimiento: el diploma enviado al Comandante
en Jefe con una fotografía suya donando sangre para socorrer a
víctimas del terremoto en Perú, en julio de 1970, gesto que fue
seguido por otros más de 100 000 cubanos.
El encuentro estuvo presidido por los miembros del Buró Político
Ramiro Valdés Menéndez, Salvador Valdés Mesa y Concepción Campa; así
como por el integrante del Secretariado del Comité Central Roberto
Morales, el canciller Felipe Pérez Roque y José M. Miyar Barrueco,
secretario del Consejo de Estado. Además asistieron personalidades
de decenas de organismos vinculados a los programas de salud y
representantes del cuerpo diplomático acreditado en La Habana.
La solidaridad tuvo muchas voces. El doctor haitiano Patrick
refirió cómo Cuba nunca ha dejado de tratar a sus hermanos con
dignidad; su colega hondureño Andrés Aguilar expuso la voluntad
colectiva de mejorar el mundo y el galeno, también hondureño, Luther
Castillo, explicó cuánto bien puede hacerse en otros pueblos a
partir de lo aprendido con el nuestro.
Los jefes de las misiones médicas cubanas en Guatemala, Timor
Leste y Haití se refirieron a los frutos que la colaboración
internacionalista deja en esas naciones, tanto en la atención
directa de los especialistas cubanos como en la consolidación del
capital humano propio a partir del magisterio de nuestros médicos.
Los periodistas ratificaron en el plenario la disposición de
continuar esas hermosas coberturas en las condiciones que la
dirección del país establezca.
En la reunión se reconoció especialmente a las tres primeras
brigadas del PIS: Guatemala, Honduras y Haití, así como a reporteros
participantes y a 43 organismos e instituciones con aportes
significativos a la colaboración médica cubana con el exterior.